15 de mayo de 2020

¿Cuál es el termómetro más fiable?

La fiebre es un síntoma habitual de cualquier infección. Los pediatras siempre os preguntamos por ella, cuánto ha tenido o si ha respondiendo bien a los antitérmicos. Es información que nos ayuda a saber qué le pasa a vuestros hijos.
Para tomar la temperatura, tenemos en el mercado muchos tipos de termómetros. Esto nos puede hacer dudar de cuál de ellos es el más recomendable.


Nosotros como padres y madres quizá recordemos que cuando éramos niños nos tomaban la temperatura con un termómetro de mercurio. ¿Quién no recuerda agitar y agitar ese termómetro para reiniciarlo? Aunque se considera muy fiable, a día de hoy está prohibida su venta por la toxicidad del mercurio.

Entre los más populares se encuentran los termómetros de oído. Son dispositivos que miden la temperatura por infrarrojos desde el conducto auditivo. Son cómodos y rápidos. El problema es que no se correlacionan bien con la temperatura real, pudiendo ofrecer variaciones de más de un grado. Por otro lado hay que colocarlo de forma adecuada, y en los niños más pequeños, que tienen un conducto auditivo más estrecho, esto puede dar lugar a determinaciones erróneas. Además, no suelen ser baratos.
Por otro lado tenemos los termómetros infrarrojos que toman la temperatura en la frente, pero tampoco muestran gran correlación. Aunque también son cómodos y rápidos, su elevado precio (que puede rondar los 50-70 euros) no los hacen la mejor opción.

Otro tipo de termómetros son los de galistán, una aleación entre galio, indio y estaño. Son muy semejantes a los de mercurio, y muy fiables. El problema radica en que son bastante lentos para conseguir la medición (entre 2 y 4 minutos), y esto en algunos niños puede ser un problema. Además son frágiles, al ser de vidrio. Para reiniciarlo hay que agitarlos con la mano, de forma similar a como se hacía con los de mercurio.

Luego tenemos otras opciones como el chupete con termómetro incorporado, que tampoco se consideran buena opción; o las apps de los móviles, tampoco fiables.

Si tuviera que elegir una opción entre todos los modelos del mercado, me quedaría con los digitales, los de pila. Son  bastante fiables y económicos, su precio no suele ser superior a los 10 euros. Además son de rápida lectura y no se rompen. Por lo que sería quizá el más recomendable.

Si queréis más información sobre la fiebre en los niños, y cómo manejarla desde casa, tenéis un post muy completo aquí.

30 de octubre de 2019

Gripe en niños, ¿vacuna sí o no?

La gripe está a punto de tocar la puerta de nuestras casas. A final de octubre y principios de noviembre arranca la campaña de vacunación, que se realiza todos los años. ¿Debemos vacunar a nuestro hijo?
Antes de nada hagamos un repaso sobre esta enfermedad.


¿Cuáles son los síntomas de la gripe?
La variabilidad de síntomas de la gripe es muy amplia, aunque los básicos en los niños son fiebre alta, tos, mocos, dolor de garganta, dolor de cabeza, malestar general, dolores musculares generalizados, y a veces también vómitos y diarrea.
En los neonatos y bebés más pequeños, puede presentarse como fiebre sin foco, o con síntomas más inespecíficos como apnea y rechazo del alimento.
Las complicaciones de la gripe se pueden presentar en todas las edades, pero son más frecuentes en personas con patologías crónicas o inmusupresión. Las más frecuentes en niños son: otitis media, traqueobronquitis, laringotraqueitis, bronquiolitis o neumonía.

¿Cómo se contagia?
La gripe es una infección producida por un virus, que se caracteriza por su alta contagiosidad. Este se transmite de persona a persona a través de las secreciones respiratorias. Se puede contagiar a través de las gotitas de saliva que se expulsan al toser o al estornudar, a través de los besos o por compartir objetos. También a través de las manos, por eso es tan importante el lavado de las mismas.
Se contagia desde las 24-48 horas antes del inicio de los síntomas hasta 5-6 días después.
Los niños son la principal fuente de propagación del virus de la gripe debido a que presentan una mayor carga viral y excretan virus durante más tiempo que los adultos.

¿Cómo se trata?
El tratamiento de la gripe es sintomático, es decir, su fin es aliviar los síntomas de la enfermedad.
- Mantener hidratado al niño: ofrecer líquidos con frecuencia.
- Antitérmicos y analgésicos como el paracetamol o el ibuprofeno si la fiebre le produce malestar general. No es aconsejable el uso de aspirina ni otros medicamentos que contengan ácido acetilsalicílico por el riesgo de síndrome de Reye. Tenéis un post completo sobre el manejo de la fiebre.
- Reposo. No es conveniente dar al niño "el dalsy" y mandarlo al colegio ni a lugares concurridos. Es bueno para el niño quedarse en casa para recuperarse, y así también evitamos el contagio.
- Recordad que los antibióticos no son útiles a no ser que se produzca una sobreinfección, como una neumonía o una otitis media. La gripe es producida por virus, y los antibióticos solo son útiles en el tratamiento de infecciones producidas por bacterias.

¿Cuándo nos debemos preocupar?
Los . de alarma por los cuales deberemos acudir al pediatra son: 
- Fiebre en menores de 3 meses, siempre.
- Fiebre alta y mantenida durante más de 3-5 días
- Mal estado general o decaimiento
- Aparición de manchas en la piel que no desaparecen al estirar al piel
- Dolor de cabeza intenso
- Signos de dificultad respiratoria: respiración más agitada, se le marcan las costillas al respirar, notas pitos...
- La tos no mejora o empeora con el paso de los días

¿Hay alguna forma de prevenir la enfermedad?
Como os decía, si el niño está enfermo lo ideal es aislarlo y no llevarlo al colegio, parques o lugares donde pueda contagiar a otras personas.
Es conveniente evitar aglomeraciones.
Al toser o estornudar, es conveniente taparse la boca con un pañuelo desechable o con el codo (no con la mano!). Si tosemos en la mano y luego se la damos a alguien, le estaremos contagiando.
Es útil también limpiar y desinfectar a menudo los juguetes y superficies de espacios de superficies comunes, sobre todo si ha habido algún enfermo en el entorno familiar o en la guardería.
Y por último, mediante la vacunación. Cada año se escoge una vacuna en función de la previsión de las cepas que circularán, y se pone en marcha a finales de octubre/principios de noviembre.
Debemos recordar que los virus de la gripe mutan de un año a otro, y por tanto a pesar de haber padecido la enfermedad no nos volvemos inmunes. Lo mismo ocurre con la vacuna, deberemos vacunarnos todos los años para asegurar la protección.


¿Quiénes se deben vacunar?
Cualquier persona que quiera vacunarse puede hacerlo, eso lo decidirán los padres y el pediatra del niño en consenso. Si tienes un niño sano, pero aún así deseas protegerlo de la gripe, no habría problema en hacerlo. Se podrán vacunar todos los niños mayores de 6 meses de edad. De todos modos hay unos grupos de riesgo para los cuales la vacuna de la gripe está especialmente indicada.
El comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría, este año establece los siguientes grupos de riesgo:
- Niños prematuros que hayan nacido antes de la semana 32 de edad gestacional, hasta los 2 años e edad (novedad este año)
- Enfermedades respiratorias crónicas: asma, hiperreactividad bronquial, fibrosis quística, bronquitis de repetición, displasia broncopulmonar...
- Cardiopatías
- Enfermedades neuromusculares crónicas o encefalopatías moderadas o graves
- Enfermedades renales (insuficiencia renal, síndrome nefrótico...) y hepáticas
- Enfermedades reumatológicas
- Enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus o errores congénitos del metabolismo
- Enfermedad hematológica moderada o grave
- Asplenia funcional o anatómica
- Enfermedad celíaca
- Niños inmunodeprimidos: oncológicos, a tratamiento con fármacos inmunosupresores o inmunodeficiencias (salvo el déficit de IgA)
- Síndrome de Down
- Desnutrición u obesidad mórbida
- Niños con implantes cocleares
- Fístula de líquido cefalorraquídeo
- Embarazadas en cualquier trimestre de la gestación
- Niños de 6 meses a 5 años institucionalizados o tutelados por la Administración
- Mayores de 65 años
- Profesionales de centros sanitarios y farmacias
Está indicado también que cualquier conviviente o contacto habitual de personas que pertenecen a grupos de riesgo se vacune de la gripe. Así mismo, también los está en caso de convivientes y contactos habituales de lactantes menores de 6 meses de edad. 

¿Cuántas dosis son?
Entre los 6 meses y los 8 años de edad son 2 dosis separadas por al menos 4 semanas. Si en las temporadas anteriores ha recibido dos dosis de la vacuna, entonces solo será necesaria una doss.
A partir de los 9 años es una dosis única cada temporada.
Se administra mediante una inyeccion intramuscular.

Falsos mitos sobre la vacuna de la gripe
La vacuna de la gripe no produce gripe. La vacuna no contiene el virus vivo, si no que se encuentra inactivado, muerto. Por lo que es imposible coger la gripe por la vacuna.
Se puede administrar la vacuna en los niños alérgicos al huevo.

Podéis ampliar toda esta información en la web del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Clicka aquí.

27 de octubre de 2019

Cómo hacer un destete de forma respetuosa

Sabemos que la lactancia materna debe ser exclusiva hasta los 6 meses de vida, momento en el que el bebé iniciará la alimentación complementaria. La Organización Mundial de la Salud y la Asociación Española de Pediatría, por poner algunos ejemplos, recomiendan que la lactancia se mantenga al menos hasta los 2 años de vida, y después el tiempo que la madre y el niño deseen.

La teoría así parece sencilla, pero en la práctica pueden surgir muchas dificultades. Un destete puede surgir de forma progresiva y natural, y no suponer ninguna dificultad para ninguna de las dos partes. A veces el destete surge por parte del bebé cuando la madre deseaba continuar. En ese momento la madre vive un sentimiento de "pérdida" que se convierte en un auténtico proceso de duelo. Otras veces el deseo de destete surge de la madre. Si estás leyendo esto probablemente te encuentres en esta situación y no sepas cómo hacerlo. Puede que tengas que empezar a trabajar, os tengáis que separar durante mucho tiempo, tengas alguna enfermedad o o simplemente sientas que haya llegado el momento de parar.


¿Tengo que destetar?
La decisión de destetar, como decíamos, es una decisión que toma una de las partes. La lactancia es cosa de dos. Cuando viene motivado por la madre, hay que recordar que hay ciertas situaciones que no son causa para el abandono de la lactancia, si la madre realmente no quiere dejar de hacerlo. Veamos algunos ejemplos.
- Crisis de lactancia. Puede que tu bebé esté muy demandante, no puedas más y te plantees destetarlo. Puede que se trate de una crisis de lactancia, que son de duración variable, pero transitorias. Una vez que pasen, el niño volverá a la demanda habitual.
- La toma de medicamentos. La mayoría de los medicamentos son compatibles con la lactancia materna, como veíamos aquí. Si tienes duda, consulta siempre www.e-lactancia.org.
- El embarazo. No hay ningún problema con seguir la lactancia durante este momento, a no ser que estemos ante un una situación de riesgo, como una amenaza de aborto. Muchos niños se destetan solos durante el embarazo, ya que la producción de leche puede disminuir o cambiar su sabor. Otros deciden continuar mamando, y lo siguen haciendo tras el nacimiento del nuevo hermano. A esta situación se le llama lactancia en tándem.
- Enfermedad de la madre. Son pocas las enfermedades de la madre que contraindiquen la lactancia materna. Si tienes dudas, acude a un profesional sanitario con formación en lactancia.
- "La leche materna ya no alimenta".  Si alguien te ha dicho que la leche materna ya no nutre a partir del año, no es correcto. La leche materna se adapta a las necesidades del bebé conforme va creciendo, y siempre es la mejor opción frente a otro tipo de leche, como la de vaca.
- "El niño tiene vicio". Esta frase se dirige sobre todo a niños más mayores. Un niño no mama por vicio. El pecho de la madre no es solo alimento, si no que es refugio, conexión y amor. La lactancia prolongada no afecta de forma negativa al desarrollo psicológico del niño. Esta presión social no justifica un destete no deseado.

¿Cuándo es el mejor momento?
También dependerá de las circunstancias. Pero no es recomendable hacerlo en un momento que ya esté suponiendo un cambio para el niño, como por ejemplo el inicio de la escuela infantil, el nacimiento de un hermano o la retirada del pañal. Son momentos en los que el bebé incluso puede volverse más demandante al poder sentirse más inseguro y precisar mayor contacto.


¿Cómo hacer el destete?
Ante esta pregunta lo primero que debemos saber es qué edad tiene el bebé. La situación será completamente diferente si estamos ante un bebé de unos meses o ante un niño de 2 años. Cuando más pequeño sea el bebé,  a priori el destete será más fácil. También dependerá de si queremos hacer un destete total o solo parcial (sobre todo en relación con el destete nocturno). Lo ideal además es que el destete se realice de forma gradual, nunca bruscamente, para que de esta forma sea realice de la forma más respetuosa con el niño. 

En un lactante pequeño, en general menor a los 4-6 meses, se suele recomendar sustituir una toma de pecho por una biberón de leche artificial cada 2-3 días aproximadamente. De esta forma, el bebé se va adaptando al biberón, y el pecho se va adaptando a producir menos leche. A veces los bebés pueden rechazar los biberones, sobre todo cuando se los da la madre. Es normal. Lo ideal es buscar una tetina lo más parecida al seno materno. Si no hay manera de que acepte el biberón, una alternativa podría ser el vaso o vasito de aprendizaje.

En niños más mayores, alrededor de uno y dos años, el tema se complica. Para ellos no es solo alimento, la teta es "suya" y puede que no acepte un "no" por respuesta. Una de las técnicas más comunes es el "no ofrecer, no negar". Es válida sobre todo para los niños que ya no muestran mucho interés en la lactancia. En los más demandantes, que piden pecho a cada hora, no suele resultar eficaz a no ser que hablemos de un objetivo a largo plazo. Es una de las formas menos dolorosas para el niño, pero también la más lenta.
Como el niño ya es mayor, también podemos optar por dialogar con él y negociar. Podemos explicarle que la teta "solo es para dormir" o "solo en casa". También le podemos explicar que la "teta está cansada" y sustituir el momento de la toma por alguna otra actividad en que el niño disfrute con nosotros. Consiste en buscar la distracción del niño, y buscar algo atractivo que haga que se olvide del pecho, como por ejemplo entretenerlo con algún juego divertido, ir al parque, o leer algún cuento.
Podemos optar también por aplazar las tomas, explicándole al niño que le darás pecho por ejemplo "después del parque" o "después de jugar juntos", de esta forma no le estaremos dando un "no" rotundo. Otra forma es ir acortando las tomas, haciéndolas cada vez más cortas, por ejemplo: "contamos hasta diez y soltamos el pecho"



Solo quiero destetar de noche
El destete nocturno suele ser más complicado que el diurno. Para conseguirlo debemos cambiar la rutina de sueño del bebé para que se acostumbre a dormirse de una forma diferente que no sea el pecho. Esto es difícil, ya que si siempre se ha dormido con el pecho, lo normal es que siga demandándolo para ello. Esto lo haremos progresivamente. En este caso es muy útil el "método padre". Es decir, que sea el padre el que atienda al niño durante la noche, y en caso de despertarse, que sea él quien acuda. Para ello, el padre debe incluirse previamente en la rutina de sueño de forma progresiva, estando él también presente cuando lo amamantes o cuando se quede tranquilo después del pecho. En caso de hacer colecho, el padre puede ponerse entre el bebé y la madre.
Si el padre no es una opción, entonces debemos buscar otras formas para dormirlo nosotras. Por ejemplo, si le estamos dando pecho, procederemos a retirar el pezón de la boca antes de que el bebé se duerma. Cuando notemos que la succión no es tan profunda, y el bebé ya está relajado, le quitaremos al bebé el pecho de la boca, para que finalmente se duerma sin él. Si se vuelve a despertar, optaremos por acunarle, acariciarle, cantarle... para que se vuelva a dormir de nuevo. Si vemos que se vuelve a poner nervioso y demanda pecho, se lo podremos ofrecer de nuevo y empezar otra vez. Esto requiere paciencia y práctica, pero resulta efectivo. Intentaremos en este caso también la técnica de acortar la toma.
Si el niño es mayor, podemos explicarle que "la teta se va a dormir" y tras la última toma de la noche darle las "buenas noches" y no volver a darle pecho hasta al día siguiente. Para ayudarnos con esto, el libro "la teta cansada"de Montse Reverte o ·"es un buen recurso para explicar a los niños lo que está sucediendo.
Si hacemos colecho podemos optar a cambiarlo de habitación. A veces el no sentirnos puede hacer que se despiertae menos. Podemos contarle que ya es mayor y que tendrá una cama nueva para el solo. Si tiene hermanos mayores, podemos ofrecerles dormir con ellos si le hace ilusión.
Debemos tener en cuenta que si buscamos el destete para que el niño duerma "del tirón", podemos no tener éxito. El sueño es un proceso madurativo, independiente de la lactancia. Puede que tras el destete siga despertándose bastante de noche.

Sé realista
A veces estas técnicas no son útiles del todo o solo de forma parcial. Debemos mantenernos firmes. No es un proceso fácil, requiere su tiempo y debemos tener paciencia. Ojo con las expectativas. Siempre pretendemos hacerlo de la forma más respetuosa posible con el niño, pero también tenemos que saber que puede que tu hijo llore, palateee o incluso tenga alguna rabieta. Él no ha tomado esa decisión. Debemos ofrecerle nuestro cariño y nuestro amor,  empatizar , acompañarle en ese proceso de "pérdida" y respetar su ritmo. El niño lo acabará aceptando.

¿Y nosotras?
Cuando la lactancia ya está establecida no hay que tomar ninguna pastilla para "cortar la leche". Tampoco es útil vendar o comprimir el pecho. Idealmente el destete debe realizarse de forma gradual para que el pecho se adapte a la disminución progresiva de la demanda. De esta forma nos evitaremos problemas como la ingurgitación mamaria, las obstrucciones y las mastitis. Por eso durante el destete siempre debemos vigilar el pecho. Si sientes que tu pecho se congestiona, saca lo justo para descongestionarlo y aplica frío. Recuerda que la leche puede tardar años en desaparecer.


29 de julio de 2019

Enfermedad mano poca pie en niños

Las infecciones víricas son muy habituales en niños, y la enfermedad mano boca pie, es muy habitual, sobre todo en los mas pequeños. ¿Sabes en qué consiste?

La enfermedad mano boca pie es una infección común y benigna causada por un grupo de virus llamados enterovirus, dentro de los cuales es más frecuente es el Coxsakie A16. Estos virus circulan durante todo el año, pero son algo más habituales en verano y comienzo del otoño. Aunque puede afectar a cualquier edad (incluso en adultos) es más habitual en menores de 5 años.


¿Cuáles son los síntomas?
Suele iniciarse con fiebre, que puede llegar incluso a 39ºC , y que suele durar 1-2 días, acompañado de un cuadro catarral leve. Lo más característico es la aparición posterior de pequeñas vesículas en manos y pies, sobre todo en el dorso, pero que también puede afectar a palmas y plantas. Pueden aparecer también manchitas en la cara y sobre todo alrededor de la boca, así como dentro de la cavidad oral (mucosa bucal, paladar, encías, úvula y faringe), que suelen ser bastante dolorosas. Pueden aparecer también en otras localizaciones, como en nalgas y los brazos.
Las lesiones de la piel suelen desaparecen a los 5-10 días sin dejar cicatrices.
Es habitual la disminución del apetito debido a las molestias de la boca, y malestar general.
El periodo de incubación suele ser entre 3-6 días, tras el contacto con la persona afectada.

¿Cómo se contagia?
Se contagia persona a persona a través de contacto directo: boca, saliva, secreciones de la nariz o las gotitas que se producen al estornudar, hablar o toser. También a través del líquido de las vesículas o a través de las heces.  El virus también puede vivir en objetos que el niño toca, como pañuelos, ropa, toallas, sábanas...

¿Pueden aparecer complicaciones?
Las complicaciones no son habituales, y suele tratarse de una enfermedad benigna. La mayoría de los niños afectados se recupera en 7-10 días sin necesidad de un tratamiento específico.

¿Qué hacer en casa?
El tratamiento será sintomático, ya que la enfermedad se resuelve por sí sola.
Si aparece fiebre que se acompañe de malestar o dolor, podemos administrar paracetamol o ibuprofeno. Es conveniente evitar el uso de aspirina.
Nos podremos de ayudar de geles orales para aliviar las molestias relacionadas con las molestias de las úlceras que aparecen en boca, encías y lengua.
Es muy importante mantener al niño bien hidratado, ofreciéndole líquidos de forma frecuente. Es habitual que el niño rechace el alimento debido a las molestias y el dolor de la boca y al tragar. Elegiremos alimentos blandos (papillas, purés, cremas...) o alimentos o bebidas frías. Evitaremos alimentos salados, picantes, ácidos o muy calientes, ya que pueden empeorar la sintomatología.


¿Cuándo consultar al pediatra?
El pediatra es el que no dará el diagnóstico, ya que este se lleva a cabo por los síntomas del niño, y las lesiones de la piel tan características. No es necesario ninguna prueba más.
Posteriormente debemos consultar si:
- El niño no quiere comer ni beber, por riesgo de hipoglucemia o deshidratación.
- El cuadro dura más de 10 días.
- Si presenta orina oscura o en menor cantidad.
- Si el niño está muy irritable, decaído o tiene dolor de cuello.

¿Puede ir el niño a la guardería?
El periodo de contagio se produce sobre todo al inicio de la enfermedad, por lo que no hay acuerdo sobre la necesidad de aislamiento. Los niños pueden propagar el virus incluso antes de empezar a tener síntomas, y puede eliminarse a través de las heces semanas después de que estos desaparezcan. En general, si el niño se encuentra bien, está sin fiebre, no tiene lesiones vesiculosas abiertas (están ya secas) y come y bebe con normalidad, podría ir al colegio sin problema.

¿Cómo se puede prevenir el contagio?
- Lavados frecuentes de manos, es la medida más importante: sobre todo con el cambio de pañal, y antes de manipular alimentos o preparar el biberón.
- Evitar entrar en contacto con otros niños enfermos (evitar besar, abrazar), compartir alimentos, bebidas, vasos, cubiertos...
- Limpiar, enjuagar y desinfectar juguetes o superficies que hayan estado en contacto con el niño.

¿Puede volver a contraerse la enfermedad?
Sí. Un niño puede contagiarse de la infección varias veces con el mismo tipo de virus (no se produce inmunidad permanente) o virus diferentes que causan esta enfermedad.

¡Oh, dios mío! ¡Se le están cayendo las uñas!
Es muy habitual que tras 4-5 semanas tras la infección, ocurra un despegamiento y caída de las uñas de las manos o de los pies, completamente indolora. No pasa nada, y no hay motivo por el que preocuparse. Las uñas volverán a crecer con normalidad.

9 de julio de 2019

Qué crema solar elegir

Ya hablamos sobre la importancia de la protección solar en niños, y de algunas estrategias que podemos utilizar en nuestro a día a día para limitar la exposición al sol, aquí.

Una de las medidas era el uso de las cremas solares.

¿Qué es un fotoprotector?
Los fotoprotectores son aquellas sustancias que absorben y filtran la radiación UV (lo que evita su penetración hacia la epidermis y la dermis), dispersan y reflejan las radiaciones. Son una medida fundamental de protección frente a las radiaciones UV, y su utilización es muy importante y necesaria.
Existen diferentes tipos de protectores solares:
- Filtros físicos o inorgánicos.
- Filtros químicos u orgánicos
- Filtros mixtos (combinación de filtros físicos y químicos)

Los filtros físicos o inorgánicos actúan como una barrera física, absorbiendo y dispersando la radiación UV, impidiendo que penetre en ella. Son fundamentalmente el óxido de zinc y el dióxido de titanio. Como inconveniente de este tipo de protectores, es que la su cosmética no es tan buena como los protectores solares a base de filtros químicos, por lo que algunos son como una pasta que puede ser dificil de extender y pueden dejar un halo blanquecino. Si bien es cierto que estos productos han mejorado mucho, y los hay muy buenos y gustosos de aplicar. Estos filtros no son irritantes ni sensibilizantes, ya que se trata de polvos inertes, por lo que se usan como primera elección en niños con historia de alergia a los fotoprotectores.

Los filtros químicos actúan absorbiendo la radiación solar y la transforma en otro tipo de energía que no provoca daño en la piel. Existen diferentes tipos en el mercado, como los cinamatos, las benzofenonas o los salicilatos. Tienen como ventaja que cosméticamente son más tolerables ya que se esparcen mejor, y sin incoloros, por lo que no dejan esa capa blanquecina cuando se aplican. Aunque en general son seguros, en niños pequeños o atópicos, por la especial sensibilidad de su piel, puede dar lugar a irritaciones o alergias.
Generalmente se usan combinaciones de varios para proporcionar estabilidad, seguridad y efectividad a los fotoprotectores. Suelen contener de 2 a 6 filtros solares que se conocen como fórmulas de filtros solares combinados que protegen frente a la mayoría de las raciones del espectro UV que afectan.


¿Qué es el factor de protección solar?
El Factor de Protección Solar o FPS mide la eficacia del protector solar frente a una quemadura. Nos indica el número de veces que el protector solar es capaz de aumentar la capacidad de defensa de nuestra piel frente al eritema o enrojecimiento que sucede previo a una quemadura. Esto significa que si una persona puede estar 15 minutos bajo el sol sin quemarse, con un protector solar con SPF 15 por ejemplo, esta protección se multiplicaría por 15 (10x15=150 minutos). Pero es importante recalcar que, para que esto sea así, es necesario aplicar la cantidad correcta de producto y con la antelación necesaria, como veremos más adelante.
El valor máximo de un protector solar es 50+. Se establece este límite máximo porque el incremento de protección solar por encima de este número es prácticamente nulo. El sistema de numeración de los FPS mide sobre todo la protección frente a UVB. El sistema de numeración de los FPS no es lineal: en los factores bajos de protección la actividad real del producto se incrementa considerablemente y en los valores altos los aumento de los FPS representan incrementos mínimos de protección. Y sí, quizás encontraréis algún protector solar que indique que tiene un SPF incluso de 100, pero simplemente es que no siguen la normativa vigente (que en este caso no de es obligatorio cumplimiento), ya que protegerían igual que un SPF50+  y simplemente es cuestión de marketing.
¿Y por qué hay que reaplicarlo cada 2-3 horas? Porque como dijimos el FPS es un valor que se refiere a la protección frente a los UVB, pero no a la radiación UVA, cuya protección es más variable y no está cuantificada. Si en el etiquetado aparece la palabra UVA rodeada por un círculo, indica que la protección contra este tipo de radiación es al menos 1/3 de la protección que nos ofrece frente a los rayos UVB. Además, el FPS se calcula en unas condiciones de laboratorio. En la vida real, hay diferencias en torno al índice UV que varía a lo largo del día, del año, en función de la latitud geográfica, y en diferentes en función del fototipo de piel (las pieles claritas se queman antes), etc. .

Qué fotoprotector elegir según la edad
A los bebés menores de 6 meses no se les debe poner ninguna crema solar. Es más, debe evitarse la exposición solar directa. Así lo dice la Academia Americana de Pediatría, la FDA y otros organismos oficiales. La piel de los bebés es muy sensible, más permeable y delgada, por lo que es más probable que absorban los productos químicos que contienen las cremas solares, y con ello también más probabilidades de reacciones cutáneas y alergias. Si queremos protegerlos que sea mediante la propia ropa, un buen gorrito y mucha sombra.
A partir de los 6 meses y hasta los 3 años, optaremos por los filtros físicos, aunque debajo de los 3 años de edad también se recomienda limitar las exposiciones solares.
A partir de los 3 años ya se podrían usar también los filtros químicos o mixtos.


Cómo usar bien un fotoprotector
Recordad que siempre debemos buscar un protector solar con un SPF alto, al menos de 30 y preferiblemente 50 y de amplio espectro, es decir, que filtre tanto los rayos UVA como los UVB (UVA-UVB).
El uso correcto del fotoprotector es fundamental para que sea efectivo. Debe aplicarse con la piel bien seca. La mayor efectividad se consigue aplicándolo generosamente de 15 a 30 minutos antes de la exposición solarreaplicándolo en zonas fotoexpuestas cada 2-3 horas o tras actividades físicas intensas que puedan eliminarlo de la piel, como  nadar, sudar excesivamente o limpiarse con la toalla. Un secado enérgico con la toalla puede eliminar hasta un 85% del producto. La reaplicación del producto incrementa de 2 a 3 veces la protección frente al sol.
La reaplicación tras la inmersión en agua es necesaria, aunque el filtro sea impermeable o resistente al agua. Se define como resistente al agua (wáter-resistant) cuando el FPS se mantiene después de 40 minutos de inmersión y se define como impermeable (waterproof) cuando es efectivo después de una inmersión de 80 minutos.

¿Qué cantidad aplicar?
Es importante recordar que para que la fotoprotección sea efectiva hay que aplicar la cantidad suficiente de crema.  ¿Y cual es esa cantidad? Unos 2 mg/cm2, que es la que se usa en el laboratorio para medir su eficacia. La mayoría de nosotros echamos poca cantidad con respecto a la que se considera necesaria para conseguir la protección que indica el bote (entre 0.5 y 1.3 mg/cm2) por lo que en las condiciones reales el FPS alcanzado es considerablemente menor que el esperado, y en muchos casos corresponde del 20 al 50% indicado en el producto.
De forma práctica, aplicaríamos una cucharadita de café por cada zona corporal: 1 para cara y cuello, 2 para pecho y abdomen, 2 para toda la espalda, 1 para cada brazo y 1 para cada pierna: 9 en total.
Se debe aplicar el protector en todas las zonas expuestas, sin olvidarnos de zonas como la orejas, la nuca, las manos, los pies o los labios.
Las formas farmacéuticas son también importantes. Las formulaciones actuales incluyen cremas, geles, spray, espumas y lociones, que determinan la resistencia, la permanencia del producto en la piel la cosmética. Quizá con métodos como los sprays, las brumas o los geles nos apliquemos menos cantidad de la necesaria para conseguir la protección completa, por lo que en niños es preferible usar otros métodos.

¿Puedo usar el fotoprotector solar del año pasado?
Muchas veces sobra crema solar de un año para otro, y nos puede surgir la duda de si se podrá reutilizar o no. En estos casos, debemos fijarnos en el símbolo P.A.O (Period After Opening), y lo encontrarás en el envase de tu protector representado con la forma de un bote de crema abierto, donde dentro aparece un número seguido con una M.


El número del interior nos indica la cantidad de meses que dura el producto en perfecto estado una vez que lo hemos abierto. Normalmente los protectores solares tienen una duración de 6-12 meses. Si el protector solar está sin estrenar, nos fijaremos en su fecha de caducidad.
En el caso de usar un protector solar cuando se haya superado el valor del P.A.O, puede no ejercer correctamente su función, y el producto ya no nos asegura la protección que aparece en el envase, corriendo además riesgo de sufrir algún tipo de irritación en la piel al no encontrarse ya en las condiciones óptimas.
Si además el protector solar ha estado sometido a altas temperaturas (playa, interior del coche, etc) lo mejor es que lo tires y compres uno nuevo.

¿Y la vitamina D?
Una de las preocupaciones que puede surgir en esto de proteger tanto la piel es si con esto estamos disminuyendo su producción. Recordemos que la vitamina D no se consigue tanto por la alimentación, si no con la exposición al sol. La evidencia científica disponible a día de hoy indica que el uso de fotoprotectores no afecta a los niveles de vitamina D en la población general. Quizá se deba a que nadie usa bien al 100% el protector solar, ya que se echa en cantidades insuficientes en general y no por debajo de la frecuencia recomendada. En cualquier caso no hay estudios científicos elaborados específicamente en edad pediátrica.


Fuentes: http://aedv.es/wp-content/uploads/2015/04/dossier_campana_cancer_piel_ok.pdf
              https://www.analesdepediatria.org/es-actualizacion-fotoproteccion-infantil-articulo-S1695403309003683
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