4 de diciembre de 2013

Es etapa de bronquiolitis

La ocupación de mi hospital se ha incrementado de forma importante en los últimos días. Los procesos respiratorios, como las bronquiolitis, las reagudizaciones asmáticas y las neumonías, constituyen la patología más frecuente como causa de ingreso últimamente.

Hoy uno de los niños que vimos en el Centro de Salud ha terminado ingresado por una bronquiolitis por el virus respiratorio sincitial. Qué mejor momento para repasar este tema en el blog.

¿Qué es la bronquiolitis?
Es una enfermedad aguda causada por virus, caracterizada por obstrucción de la pequeña vía aérea. Es la infección más frecuente del tracto respiratorio inferior en los niños menores de 2 años. El pico de infección se produce entre los 2 y 6 meses de edad. La duración habitual de los síntomas suele estar en 12 días, pero a veces puede persistir hasta los 28 días. Hasta la mitad de los niños con  bronquiolitis tendrán episodios de sibilancias recurrentes en los meses o años posteriores.

¿Cual es la causa?
El virus respiratorio sincitial es el causante del 20-40% de los casos. Suele presentarse entre Noviembre y Marzo, constituyendo la etapa epidémica. Otros responsables son los rinovirus, adenovirus, metapneumovirus, influenza, parainfluenza y bocavirus, pero es frecuente también la infección de dos virus a la vez.


¿Cómo se diagnostica?
Se basa sobre todo en la exploración física del niño y en la historia clínica. Se trata de niños menores de 12-24 meses, que presentan un primer episodio de moco nasal, tos seca, y pitos en el pecho (llamados sibilancias y crepitantes), que puede asociar dificultad para respirar.
En principio no hacen falta pruebas complementarias para el diagnóstico. Radiografía de tórax, analíticas o cultivos de sangre o orina deben considerarse en situaciones especiales (según edad del paciente, fiebre persistente, mal estado general u otros signos de gravedad)

¿Cómo se trata?
El tratamiento fundamental son los broncodilatadores, muchas veces acompañados de suero salino hipertónico. Dependiendo de la edad del niño, se puede iniciar el tratamiento con salbutamol o adrenalina.
El uso de corticoides, tanto como inhalados como por boca, no estaría indicado de entrada en las bronquiolitis, tampoco los antibióticos.
Son también útiles la desobstrucción de la nariz del niño mediante lavados nasales con suero salino, la aspiración de las secreciones, las medidas posturales (elevación de la cabecera de la cuna) y la alimentación fraccionada.



¿Existe alguna forma de prevenirlo?
Existe una vacuna, el palivizumab, que se recomienda en niños de mayor riesgo, como los prematuros menores de 32 semanas, con enfermedad pulmonar crónica grave o sin enfermedad pulmonar crónica pero con múltiples factores de riesgo.
Por otro lado es necesario lavarse bien las manos y de forma frecuente para evitar el contagio de los virus, evitar el exceso de visitas, sobre todo en los niños prematuros, evitar el contacto con personas enfermas y los ambientes hacinados.
Es necesario además evitar la exposición al humo del tabaco, tanto en el domicilio como fuera de él. Los niños con bronquiolitis no deben acudir a la guardería.

3 de diciembre de 2013

La dermatitis atópica en el niño

La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que se caracteriza por piel seca, picor y aparición de eczemas. Es una enfermedad crónica, que aparece en brotes que alterna con fases de remisión, en los que la piel está mejor.  No es una alergia a ninguna sustancia determinada, por lo que no va a resolverse por realizar pruebas de alergia ni por eliminar alimentos.

No se sabe muy bien por qué se produce. Parece que es una relación entre factores genéticos, medioambientales, inmunológicos, psicológicos y de función de la barrera cutánea. Y es que si examinamos la piel al microscopio, veremos que hay una alteración de los lípidos de la piel, que da lugar a un deterioro de su función barrera, dando lugar a una pérdida de agua. Esto da lugar a la sequedad e inflamación de la piel características de esta enfermedad.

No hay ninguna prueba que nos permita diagnosticarla. El diagnóstico lo hace el pediatra. Una dermatitis que pica, que es persistente o recurrente, y con una localización característica, es altamente sugestiva de dermatitis atópica, sobre todo cuando existen antecedentes familiares o el niño presenta otras manifestaciones de atopia, como rinitis, asma o alergia alimentaria o a fármacos.

Las manifestaciones de de la dermatitis atópica se dividen en tres etapas, que suelen denominarse del lactante, infantil y del adulto. Aunque esta división por etapas es muy útil para describir la enfermedad, la dermatitis atópica puede iniciarse y finalizar a cualquier edad. Las lesiones de la piel en la fase del lactante son las más frecuentes seguidas por las infantiles y por último las del adulto, que son las menos frecuentes.

En el lactante, suele empezar hacia los 5 meses de vida. La localización más habitual es en la cara, respetando las zonas alrededor de los ojos, la nariz, y la boca. Son también frecuentes en el cuero cabelludo, las orejas, el dorso de las manos y las zonas de extensión de las extremidades.
Suelen ser manchitas rojas y edematosas, muchas veces con erosiones, exudación y costras El picor es un síntoma constante.

La infantil, es aquella que se inicia hacia los dos años y con un final entre los 7 años y la pubertad. Las lesiones se observan sobre todo en las flexuras, en especial en los codos y en las rodillas, pero también pueden aparecer en otras zonas. En esta fase encontramos eccemas con vesículas, pero muchas veces con el picor los niños se rascan y estas vesículas se rompen quedando erosiones, con exudación y formación de costras.


Ya después de la pubertad las lesiones son llamadas "del adulto". Las lesiones típicas de la dermatitis atópicas son placas liquenificadas, es decir, la piel se presenta engrosada, con aumento de su reticulado normal. Esto se produce como consecuencia del rascado crónico y es muy frecuente que por encima de ellas aparezcan excoriaciones. Se producen sobre todo en la nuca, el dorso de las manos y los pies, la cara interna de las muñecas y en la zona de extensión de las piernas.

La sequedad de la piel aparece prácticamente siempre, independientemente de la edad.  La pitiriasis alba es otro síntoma que puede aparecer, sobre todo en edad escolar. Son manchas blanquecinas, con una fina descamación, en general redondeadas u ovaladas y de varios centímetros de diámetro. No producen picor y predominan sobre todo en cara y en brazos y piernas. Existen otras lesiones de la piel, menos frecuentes, que también pueden aparecer en la dermatitis atópica, como el prurigo, la acrovesiculosis, o la eritrodermia.


Para el tratamiento, es imprescindible evitar todas las circunstancias y elementos que provocan picor, como el calor, sobre todo el producido por aire caliente, la sequedad del ambiente, el contacto con lana, plásticos y en algunos casos otras fibras. El exceso de agua y jabón es perjudicial, pero también lo es la falta de higiene. Es preferible realizar duchas antes que baños, con agua no muy caliente y con gel con un pH más bien ácido. Después de la ducha se debe hidratar bien la piel con cualquier crema emoliente, repitiendo su aplicación durante el día en aquellas zonas más secas.
Se deben evitar irritantes, como el contacto con alimentos ácidos (tomate, cítricos), si es un lactante cambiar frecuentemente el pañal, y aclarar de forma cuidadosa la ropa.
Cuando necesitamos fármacos, son de elección los corticoides, que consiguen controlar la dermatitis en la mayoría de los casos, siendo los más utilizados en niños los de potencia baja y media. Para el picor, son útiles los antihistamínicos, En brotes agudos, sobre todo cuando la sobreinfección es evidente, pueden ser necesarios los antibióticos. Los corticoides orales están reservados en casos rebeldes a los tratamientos anteriores y durante periodos cortos.

24 de noviembre de 2013

¿Qué hacer si el niño vomita el medicamento?

Una de las preguntas muy habituales de las madres viene en relación a la actitud a tomar cuando su niño vomita el medicamento. ¿Se lo hemos de volver a dar? ¿Esperamos a la siguiente toma? ¿Le adelantamos la siguiente dosis?


Hay una norma general que podemos seguir en este caso, teniendo en cuenta la velocidad del vaciamiento gástrico:
  • Si han pasado menos de 15 minutos desde la toma, podemos ofrecer de nueva la misma dosis de medicamento, entera. 
  • Si han pasado entre 15-30 minutos, repetiremos la mitad de la dosis. Es decir, si a nuestro hijo le tocaban 4 mL de ibuprofeno, le daremos 2 mL.
  • Si han pasado 30-60 minutos, entonces no debemos repetir la dosis. Pero lo que podremos hacer es adelantar la siguiente. Es decir, si toma un determinado medicamento cada 8 horas, podremos adelantarlo a las 4 o 6 horas. Si es para administrar cada 24 horas, lo podemos adelantar puntualmente cada 12 horas.
  • Si han pasado más de 60 minutos, entonces se considera que el medicamento ha pasado el estómago y que ya ha sido asimilado, por tanto, tampoco debemos repetir la dosis.
En cualquier caso debemos tener en cuenta que si vomita el medicamento, debemos esperar unos 15 minutos antes de repetir la dosis, para dejar reposar un poco el estómago y que no se produzca un nuevo vómito inmediatamente. También podemos intentar otra vía, es decir, utilizar la vía rectal.

19 de octubre de 2013

¿Qué es la leucomalacia periventricular?

Uno delos niños que tenemos ingresado en nuestras incubadoras fue diagnosticado ayer de leucomalacia periventricular. Es por ello que decidí dedicarle a esta enfermedad una entrada, ya que se trata de una condición no muy conocida, pero que afecta a un porcentaje no despreciable de recién nacidos, sobre todo prematuros.

¿Qué es?
Es un tipo de lesión cerebral que implica la muerte o necrosis de pequeñas áreas de la sustancia blanca del cerebro situada alrededor de los ventrículos laterales, debido a infarto o falta de riego sanguíneo en esas zonas. Es la segunda complicación del sistema nervioso central más frecuente en los niños prematuros.


¿Cuales son las causas?
Una de las causas más importante es el escaso flujo sanguíneo en las áreas alrededor de los ventrículos del cerebro. Estas regiones del cerebro son muy susceptibles a lesiones isquémicas, especialmente los niños prematuros y en especial por debajo de las 30 semanas de edad gestacional. Estoy puede producirse por restricción del crecimiento intrauterino y alteraciones vasculares de la placenta como en caso de preeclampsia, o también en alteraciones hemodinámicas antes del parto como las que ocurren en la placenta previa, el desprendimiento de placenta y los síndromes transfusionales en la gestación.
Otras causas son las infecciones en el momento del parto, como la corioamnionitis y rotura prematurda de tempranas.
Existen factores de riesgo posnatales sobre los que se puede actuar para disminuir el riesgo de desarrollo de leucomalacia periventricular, como la enterocolitis necrotizante, displasia broncopulmonar, la hipotensión arterial, la hiperbilirrubinemia o el uso prolangado de oxígeno.

¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico inicial se establece mediante una ecografía cerebral. En los niños prematuros se realiza de rutina para descartar ésta y otras enfermedades. En cualquier caso, una vez diagnosticada, se realiza una resonancia magnética para precisar la extensión de las lesiones.

¿Cómo se trata?
No existe tratamiento curativo para esta enfermedad. Lo que ayuda a mejorar sus secuelas es la atención temprana, la rehabilitación y fisioterapia.

¿Cual es su pronóstico?
Las secuelas de la leucomalacia periventricular dependen en gran medida de qué zonas del cerebro estén afectadas. Durante el periodo neonatal es asintomática. Suelen producirse posteriormente problemas en el desarrollo psicomotor, presentando un retraso o déficit en la adquisión de movimientos como sentarse, gatear o caminar. Alguno de estos niños pueden presentar parálisis cerebral, especialmente rigidez o aumento del tono muscular (espasticidad) en las piernas. También pueden aparecer problemas para el aprendizaje, la adquición del lenguaje o déficits intelectuales.

12 de octubre de 2013

¿Cómo hacer un lavado nasal correctamente?

Cuando nuestros niños, especiamente los lactantes, tienen un resfriado común, una de las medidas más eficaces para aliviar los síntomas son los lavados nasales. En mi día a día en las Urgencias, veo que muchas madres no lo hacen simplemente porque nadie les ha enseñado a hacerlo. En este post quiero explicarlos de la forma más sencilla posible cómo hacerlo de una forma eficaz.

¿Para qué sirven los lavados nasales?
Tienen una doble función, por una parte arrastrar la mucosidad nasal que obstruye la vía aérea y por otro hidratar el moco, haciendo que sea más fácil expulsarlo al exterior.


¿Con qué puedo hacer los lavados nasales?
Se pueden hacer con suero salino fisiológico o bien con aplicadores de agua marina isotónica y estéril, que como ventaja pueden ser algo más cómodos de usar, pero son más caros y no son más eficaces que el suero salino fisiológico.
Hay también a la venta soluciones hipertónicas que pueden ser más eficaces, ya que arrastran más la mucosidad nasal, sobre todo en concentraciones del 3%. Ejemplos son el sinomarin, marimer o nasalmer.
Si no queréis gastaros demasiado dinero, siempre podéis hacer vuestro propio suero salino fisiológico casero: se mezclan 500 cc de agua con 5 cc de sal de mesa común, calentando sin hervir y dejando enfriar a temperatura ambiente.

¿Cómo se realiza correctamente el lavado nasal?
Muy fácil. Ponemos al niño acostado y giramos la cabeza de modo que su mejilla toque la cama. Se introduce el suero en la fosa nasal que quede por arriba. Después se gira la cabeza hacia el otro lado y se repite la operación.
Es importante utilizar la cantidad correcta de suero y aplicar una presión adecuada. Si usamos poca presión, puede que el mecanismo de arrastre no sea efectivo, y si nos pasamos, podemos facilitar la entrada de gérmenes en el oído medio.
Se recomienda usar una jeringa de 2 mL por cada fosa nasal entre 1 y tres años, y una jeringa de 5 mL en los mayores de esta edad.
Una vez aplicado el suero, y después de esperar 5 minutos a que el suero ejerza su acción mucolítica, se pueden aspirar las secreciones bien con una pera de goma o bien con aspirador con succión bucal.

¿Cada cuanto se pueden realizar los lavados nasales?
Se pueden usar siempre que sean necesario, en función de las necesidades del niño. Pero es especialmente importante hacerlo antes de las comidas, para facilitarles su alimentación, y antes de acostarse, para facilitar el descanso nocturno.

24 de agosto de 2013

Catarro en los niños, ¿Qué debemos saber?

El catarro o resfriado común es el diagnóstico más frecuente en pediatría, tanto en Atención Primaria como en los Servicios de Urgencias. Los niños son especialmente susceptibles a esta infección debido a la falta de desarrollo de inmunidad ante la mayor parte de los virus causantes.

Si bien es cierto que los resfriados no tienen un tratamiento curativo, supone un incalculable número de visitas al pediatra y múltiples prescripciones, muchas veces innecesarias, en forma de antibióticos, antitusígenos, antitérmicos, mucolíticos o descongestionantes. De ahí la importancia de conocer a fondo a este tema, que me motivó a escribir este post.



¿Cual es su causa?
El resfriado común está producido por un amplio número de virus. Los rinovirus son la casa más frecuente, aunque también son producidos por coronavirus, el virus respiratorio sincitial, adenovirus, enterovirus, influenza... Los catarros son más frecuentes en otoño e invierno. Y esto es así porque los virus sobreviven mejor a bajas temperaturas. Además, tendemos a estar más tiempo en sitios cerrados, como las aulas, lo que facilita que los virus circulen y se propaguen con facilidad. ¡Los catarros no ocurren porque los niños  "se enfríen"! No aparecen por estar sin chaqueta, por andar con los pies descalzos o por beber bebidas frías. Estos son falsos mitos.
El número de episodios es elevado durante la infancia (entre 4 y 8 por año), siendo todavía más frecuentes cuando los niños asisten a la escuela infantil, siendo habitual en estos casos una infección al mes. El número de resfriados va disminuyendo con la edad hasta llegar a lo normal en el adulto que son 3-4 por año.
El gran número de virus que causan esta enfermedad, y su capacidad para mutar, imposibilita el desarrollo de una inmunidad "para siempre". Es decir, podemos contagiarnos varias veces por los mismos virus.

¿Cómo se contagia?
A través de contacto directo con secreciones nasales infectadas. Los virus también pueden sobrevivir en las manos durante 2 horas e incluso varios días en superficies inanimadas. De ahí la importancia de lavarse las manos si estamos resfriados o convivimos con alguien que lo esté.

¿Cuales son los síntomas?

  • Mucosidad nasal variablemente, que inicialmente puede ser "agüilla" y progresivamente volverse más espesa, sin ser esto significado de sobreinfección bacteriana.
  • Obstrucción nasal, especialmente en lactantes.
  • Tos, inicialmente no productiva y posteriormente acompañada de expectoración.
  • Estornudos, lagrimeo y congestión ocular.
  • Dolor de garganta, especialmente en los niños mayores.
  • Fiebre, más frecuente en niños entre los 3 meses y los 3 años. La fiebre puede ser muy elevada y durar hasta 72 horas, sin que signifique que exista sobreinfección bacteriana.
  •  En los niños más pequeños puede existir también afectación del estado general, rechazo de la ingesta y decaimiento.




¿Cuánto suele durar?
La duración oscila entre los 4 y 10 días. Después suele quedar una tos residual, sobre todo nocturna, que puede durar hasta tres semanas, sin que signifique que exista sobreinfección. A veces durante este tiempo de convalecencia existe una nueva infección, por lo que da la falsa sensación de que hay un empeoramiento, cuando realmente se trata de un proceso diferente.

¿Cómo se trata?
El mejor tratamiento del resfriado común es la NO utilización de fármacos  Sí, sí, como leéis.
Para tratar la obstrucción nasal pueden usarse lavados nasales con suero salino fisiológico o bien soluciones hipertónicas. Con ello lo que conseguiremos es arrastrar el moco e hidratarlo. Se pueden realizar tantas veces como sea necesario, siendo sobre todo recomendables antes de comer, para que puedan comer mejor, y antes de dormir, para que tengan un mejor descanso.
La forma de realizar el lavado nasal variará en función de la edad del niño. En bebés pequeños lo haremos acostados boca arriba. Giraremos la cabeza del bebé hacia un lado y le meteremos el suero por el orificio nasal que quede arriba. El moco saldrá por el otro agujero, y parte se lo tragará.
En niños más mayores puede hacerse sentados, poniéndose la persona que lo va a hacer por detrás.
Las medidas posturales son también importantes. Para dormir es útil que estén semiincorporados 30 grados. Para ello podemos poner una toalla o una almohada fina por debajo del colchón.
En algunoa casos podrían usarse descongestionantes farmacológicos en niños mayores de 6 años Debemos tener cuidado con estos medicamentos, usados en forma de gota o pulverizados con spray, porque si abusamos de ellos podría producirse efecto rebote, produciendo todavía más congestión.


¿Y qué pasa con los famosos jarabes para la tos?
Ningún estudio ha demostrado su eficacia. Sí podrían utilizarse en el caso de tos seca, no productiva, que interfiera con el descanso o la actividad del niño. En cualquier caso es muy habitual que las mamás refieran que esos jarabes "no le hacen nada". Pero ojo, no deberían usarse en niños pequeños.
Un truco " de la abuela" que podría resultar efectivo es la ingesta de miel. Se ha visto que tomar entre media y dos cucharaditas de café es útil en el control de la tos seca nocturna, pero debe evitarse en los menores de un año.

¿Y los mucolíticos?
El único mucolítico que ha demostrado su eficacia de forma concluyente es el AGUA. Por eso, ante un resfriados, los pediatras recomendamos un abundante ingesta de agua. No hay estudios que avalen la eficacia de los fármacos mucolíticos ni descongestionantes en niños. Los antihistamínicos tampoco son útiles en estos casos.

Y el paracetamol y el ibuprofeno...
Lo daremos solo en caso de fiebre o malestar general, siguiendo las recomendaciones que os expliqué aquí.

¿Hará falta un antibiótico?
De entrada NO. Como vimos los catarros o resfriados comunes son producidos por virus. Y los antibióticos son fármacos que "matan" bacterias, por lo que de entrada no nos serán de utilidad. Usados de forma incorrecta lo que conseguiremos es crear resistencias bacterianas, de modo que cuando los necesitemos de verdad, no nos resultarán útiles.
Y no, el moco verde no es indicativo de que el niño necesita antibiótico. Este color se produce porque las "defensas" que se encuentran en el moco, más técnicamente llamadas leucocitos, producen unas sustancias llamadas enzimas que se encargan de eliminar los "bichos" que  nos están atacando. Así que, lejos de significar que la infección se ha complicado, es más el proceso normal de un cuadro catarral.

¿Tu hijo está siempre con mocos?
Puede ser normal... Hay que tener en cuenta que los niños, sobre todo en su más tierna infancia, pueden tener hasta 8-9 catarros al año. Considerando que la mayor parte de estas infecciones se producen durante los meses fríos y que pueden durar más de dos semanas... tenemos los mocos asegurados todo el año hasta el verano, que nos darán algo de tregua.

11 de agosto de 2013

¿Cómo preparar un biberón?

Las preguntas más frecuentes de las madres primerizas rodean el tema de la preparación de los biberones. El objetivo de este post es esclarecer las dudas que aparecen con más frecuencia sobre este tema.


El primer paso es esterilizar el agua. Si es agua del grifo es necesaria hervirla. Para ello ponemos el agua a hervir en un recipiente limpio. Una vez que entre en ebullición, debemos esperar 3 minutos más y luego retirarla de la fuente de calor.
Sin embargo, si es agua embotellada, este paso ya no sería necesario. Es más recomendable un agua de mineralización muy débil, tal como puede ser el agua Bezoya.

A continuación llenamos los biberones con el agua caliente y los montamos, con las manos bien limpias. Podemos almacenar biberones con el agua preparada durante al menos 24 horas, no más tiempo.

Cuando necesitamos un biberón, lo calentamos. Para ello podemos utilizar un calienta biberones, el baño maría, y en último caso, el microondas.  Debemos tener en cuenta de que si usamos esta última opción, la temperatura del biberón sera heterogénea, ya que se obtiene una temperatura más elevada en la parte superior del biberón. Una vez sacado del microondas, debemos agitarlo de forma que la temperatura de la leche sea homogénea en todos los puntos.

A continuación aportamos un cacito de la leche en polvo por cada 30 mL de agua. Es decir, para 30 mL un cacito, para 60 mL dos cacitos, etc. Agitamos bien para evitar los grumos y quede una solución homogénea.

Por último comprobamos la temperatura del biberón en el dorso de nuestra mano antes de ofrecérsela al niño. Si está demasiado caliente, puedes enfriarlo un poco poniendo el biberón debajo de un chorro de agua fría.

¡Y listo!

27 de julio de 2013

¿Esto es normal en mi bebé recién nacido?

Los bebés presentan muchas características "fisiológicas" o normales para su edad que muchas veces son motivos de consulta por desconocimiento por parte de los papás. Hoy os traigo una revisión de alguna de estas curiosidades:


1. ¿Qué es la fontanela?
Se trata de una capa fibrosa que une los huesos del cráneo del bebé que se están formando, y que se suele cerrar sobre el año de vida. Se puede tocar con total tranquilidad y muchas veces incluso se puede sentir "latir" ya que se trata de una zona muy vascularizada.

2. ¿Por qué en el pañal de mi recién nacida hay restos de sangre?
Esto es algo que consideramos normal durante los primeros días de vida. Esto se produce por el paso de hormonas femeninas de la madre a la niña durante el embarazo, y que suele resolverse de forma espontánea en poco tiempo.

3. ¿Son normales esos granitos que tiene en la cara?
Al nacimiento pueden aparecer granitos y manchitas en la piel que son completamente normales. Pueden aparecer granitos que simulan el acné del adulto, llamado acné neonatal; también pueden aparecer granitos blancos, que no son más que los quistes de millium y que si aparecen en la cavidad oral son las llamadas perlas de Ebstein; e incluso pueden aparecer granitos rodeados de un halo rojo por todo el cuerpo, que es el llamado eritema tóxico del recién nacido. En cualquier caso, son completamente normales y desaparecerán con el paso de los días.

4. ¿Qué son esas pequeñas costras que tiene en la cabeza?
Es la llamada costra láctea. Es una secreción sebosa que aparecen en la cabeza del recién nacido, de color amarillento, blanco o grisáceo. A pesar del nombre que recibe, no tiene nada que ver con la leche que toma el niño, si no que se trata más bien de una desregulación del nivel graso de la dermis. Se trata sólamente de un problema estético, ya que no supone ninguna molestia para el niño y desaparece sola.

5. ¿Por qué siempre tiene los pies fríos?
Aunque haga calor, tiene los pies fríos. No supone ningún problema. El recién nacido es todavía muy inmaduro en muchos aspectos, incluido los mecanismos de termorregulación, que todavía no se ha desarrollado por completo. En cualquier caso no es necesario abrigarlo de forma excesiva, con cubrirle los pies con unos calcetines de algodón es más que suficiente.


6. Estornuda con frecuencia, ¿está resfriado?
El hecho de que estornude no significa que esté resfriado. La vías respiratorias del bebé todavía no están bien desarrolladas, y hace falta muy poco para que se le tape la nariz. El estornudo es la forma que tienen para mantener la nariz despejada. Puedes ayudarle haciendo lavados nasales con suero salino fisiológico o agua de mar.

7. ¿Por qué le tiemblan las manos?
Sucede, sobre todo, cuando el bebé se despierta bruscamente del sueño. El fenómeno se debe al hecho de que el tono muscular del pequeño todavía no está completamente desarrollado. Esto se irá resolviendo con el paso de los meses, según el sistema nervioso del pequeño se vaya desarrollando.

8. ¿Por qué tiene el culito rojo?
Se trata del eritema del pañal, una irritación cutánea que se produce por el contacto prolongado con la orina y las heces, así como el ambiente húmedo y caliente de esa zona. La forma de prevenirlo es cambiar el pañal lo más pronto posible una vez que éste está sucio, y lavar con agua. Si ya ha aparecido, son muy eficaces las pastas al agua o pastas protectoras con óxido de zinc y dejarle el culito al aire el mayor tiempo posible.


9. Cruza los ojos, ¿puede que tenga estrabismo?
El hecho de que no mantenga los ojos correctamente alienados durante los primeros meses de vida no debe preocuparnos. Esto es debido a la inmadurez de los músculos oculares.

Post basado en artículo "Mi bebé y yo" nº252

13 de abril de 2013

Alergia e intolerancia a las proteínas de leche de vaca

¿Qué es?
La leche, ya sea materna o una fórmula artificial, constituye el primer alimento con el que el lactante se pone en contacto. No es de extrañar, pues, que durante el primer año de vida sea el alimento responsable del mayor número de reacciones adversas. Es excepcional después de los 2 años de edad.
La alergia a las proteínas de la leche no debe confundirse con la intolerancia a la lactosa, en la que el componente de la leche implicado del problema no son las proteínas si no su azúcar natural (la lactosa).
Por otro lado muchas veces se usan como sinónimo alergia e intolerancia a las proteínas de leche de vaca, pero no implican el mismo concepto. Cuando hablamos de alergia nos referimos a un tipo de reacción de nuestro sistema inmune que aparece pocos minutos después del contacto con la leche. Está implicada en esta reacción la inmunoglobulina E (IgE). Aparecen vómitos propulsivos, diarrea de inicio súbito, o reacciones cutáneas. Por otra parte la intolerancia es un término más amplio e implica manifestaciones crónicas de alergia a la leche de vaca, con manifestaciones menos agudas, como pérdida de apetito, pérdida de peso, vómitos esporádicos, irritabilidad... En este caso no está implicada la IgE.
La alergia suele aparecer después de que el niño comienza a recibir lactancia artificial, ya que las fórmulas adaptadas se fabrican a partir de leche de vaca. Aunque es poco frecuente, algunos lactantes que reciben exclusivamente leche materna pueden sensibilizarse a partir de las proteínas de los lácteos que consume su madre, que pueden pasar en pequeña cantidad a su leche.


¿Cuales son los síntomas de la alergia a proteínas de leche de vaca?
En las alergias típicas suele apreciarse una reacción en la piel (urticaria) pocos minutos después del contacto con la leche, que puede ser en forma de enrojecimiento alrededor de la boca, hinchazón de los labios y párpados (angioedema) o aparición de ronchas (habones) en otras partes del cuerpo. Estas lesiones suelen picar. Las formas más intensas (anafilaxia) afectan a varios órganos y pueden llegar a comprometer la vida del pequeño.
Pueden aparecer también síntomas digestivos, como diarrea o vómitos, que suelen aparecer después de las tomas.

¿Cómo se confirma el diagnóstico?
El primer paso son las pruebas alérgicas. Las tenemos de dos tipos, las cutáneas y los análisis de sangre. La prueba cutánea es el prick test, en el que se aplica sobre la piel unas gotas con extractos de distintas proteínas de la leche de vaca (caseína, betalactoalbúmina y alfalactoalbúmina), siendo positivo si aparece una pequeña roncha en esa zona. Con un análisis de sangre podemos determinar los niveles totales de IgE y la presencia de anticuerpos IgE específicos frente a esas mismas proteínas. Algunas veces es incluso necesario realizar pruebas de provocación para confirmar o descartar el diagnóstico. La prueba de provocación consiste en administrar varias tomas de leche (empezando con tomas muy pequeñas) para comprobar si se reproducen los síntomas.


¿Qué podemos hacer?
La base del tratamiento es excluir de la dieta todo tipo de lácteos y productos que puedan contener proteínas de leche de vaca.
Si se trata de lactantes que todavía reciben leche materna y comenzaron con los síntomas al introducir alguna toma de leche artificial, es preferible que vuelvan a recibir únicamente pecho. A veces es necesario que la madre haga también esta dieta, si se observa que los síntomas aparecen también al tomar pecho.
En los lactantes que toman leches artificiales se debe sustituir la fórmula adaptada normal por una fórmula especial. Lo más habitual es emplear fórmulas hidrolizadas, en las cuales las proteínas están fragmentadas en trozos suficientemente pequeños como para que no sean reconocidas por el sistema de defensa. Otra opción es utilizar fórmulas elaboradas con proteína de soja, fórmulas elementales o de arroz.
En niños ya más mayores que reciben una alimentación más variada, hay que tener en cuenta que además de los lácteos y sus derivados (yogures, queso, etc) muchos alimentos elaborados pueden contener leche, por lo que es importante leer bien las etiquetas con la composición de todos los productos antes de incluirlos dentro de nuestro carrito de la compra.

¿Tiene alguna consecuencia?
En la mayoría de los niños la alergia a las proteínas de leche de vaca es un fenómeno transitorio. A los 4 años de edad más del 80% de los niños con alergia típica ya toleran bien los lácteos. En el caso de las intolerancias con pruebas alérgicas negativas el pronóstico es todavía mejor.
En los niños en los que alergia persiste más allá de los primeros años, se están comenzando a probar tratamientos para inducir tolerancia a la leche administrando de manera progresiva cantidades crecientes de leche. En cualquier caso es una técnica todavía en crecimiento y sobre la que hay que seguir investigando.


¿Se puede prevenir?
Lo más importante a la hora de la prevención es que el niño reciba lactancia materna exclusiva los primeros 6 meses de vida. Debe evitarse también el uso de biberones de ayuda los primeros días de vida si no es estrictamente necesario.
Los niños que tienen una alergia alimentaria, tienen más riesgo de presentar posteriormente alergias a otros alimentos. Por eso se recomienda que cuando se den por primera vez ciertos alimentos (huevo, pescado, frutos secos, fresa... que suelen ser bastante alergénicos) se hagan en pequeña cantidad y de uno en uno, vigilando la aparición de reacciones sospechosas. Lo que es no es útil es retrasar mucho tiempo la introducción de esos alimentos, porque el riesgo de aparición de nuevas alergias no disminuye.

5 de abril de 2013

¿Quieres ser pediatra?

Poco queda para que una nueva tanda de residentes lleguen a nuestros hospitales. A mi correo han llegado algunos emails preguntándome por mi especialidad, buscando una ayuda que les permita encontrar la respuesta correcta a la pregunta más dificil del MIR. ¿Qué especialidad escojo y en donde? Ante todo, y como seguro que ya os han dicho en más de una ocasión, no hay una única respuesta correcta. Las posibilidades son muy amplias, y probablemebte os encontréis igual de encantados en una especialidad u en otra.


La Pediatría es una especialidad médica de 4 años de duración. En mi hospital, siendo R1, rotas por las distintas secciones de planta de hospitalización: lactantes, escolares, preescolares y neonatos. En el segundo año de rotación, repites rotaciones, añadiendo además una visita de 3 meses a Atención Primaria. Siendo R3 ya rotas en las UCIs, tanto pediátrica como neonatal, además de pasar por Consultas Externas. En el último año de especialidad tienes la posibilidad de irte a rotar a otro hospital, eligiendo la especialidad que a ti te convenga o te guste más, durante 3-4 meses. El resto de ese año puedes elegir qué rotaciones te apetece repetir dentro de tu propio hospital.
Quizás sea una especialidad muy amplia para tan poco tiempo. Al fin y al cabo, toda la pediatría y sus distintas subespecialidades, suponen un campo inabarcable para sólo 4 años.

Si te planteas ser pediatra, lo más importante y fundamental es que te gusten los niños. Parece algo obvio, pero en el trato médico-paciente eso se nota. Y es triste ver un pediatra con cara de ogro y el niño gritando sólo por miedo. Saber tratar y llevar a tu paciente pediátrico es fundamental. Siendo sinceros, recuerdo que cuando estaba estudiando medicina salía corriendo en dirección opuesta al ver a un niño, y ahora no podría hacer otra cosa que ser pediatra.


Lo mejor de la Pediatría son los propios niños. Esto hace que sea una especialidad completamente diferente a todas las demás. Ahora cuando camino por las plantas de Hospitalización de adultos, se me antojan muy lúgubres, tristes y grises. Sin embargo el área de Pediatría está llena de color. Intentas llevar el pase de visita como un juego, entre sonrisas y bromas para que la estancia hospitalaria de los más pequeños (y sus padres) sea lo más llevadera posible. Por otra parte, la mayoría de los procesos que sufren los niños son banales y se recuperan como nadie. En Urgencias la mayor parte de las consultas son procesos febriles, toses y mocos, que no suponen mayor problema, por lo que a veces la función del pediatra se basa más en tranquilizar a padres angustiados que aliviar la propia condición del niño. Esto es algo que hay que tener en cuenta: en nuestra especialidad hay dos tipos de pacientes: el niño, y su familia, y tendremos que lidiar siempre con las dos partes.
Lo peor de la Pediatría es la enfermedad grave y la muerte. Actualmente es raro enfrentarse a esta situación extrema en los niños, pero existe. Es duro ver a un niño crítico en la UCI, es duro informar a una familia de que su pequeño tiene cáncer, o comunicarle que a pesar de todos nuestros esfuerzos, no hay nada que podamos hacer para evitar su muerte. Y así, no te extrañes si alguna vez lloras ante el sufrimiento de una madre o de su niño.

Otro punto negativo de la Pediatría son las guardias. ¿Buscáis comodidades, vivir bien y dormir de noche? Esta no es vuestra especialidad. En mi Hospital siendo R1 y R2 las guardias son de puerta, siendo R3 y R4 te mueves más por las plantas y las UCIs. En la Urgencia  ves un niño después de otro. En zonas como la de mi Hospital, que incluye un gran volumen de niños, es un no parar durante toda la guardia. Por la noche se relaja más el asunto, sobre todo en verano, pero siempre llega la mítica laringitis o reagudización asmática nocturna. Por no hablar de ese parto en mitad de la noche al que tienes que acudir rápidamente. No es una especialidad para dormir, desde luego, sobre todo siendo residente.


En mi caso Pediatría fue mi primera opción. Después de finalizar el MIR tenía claro que esa era la especialidad que quería, y también tenía claro que no quería desplazarme más allá de mi comunidad autónoma, así que no tuve que pensar demasiado. Dudé (aunque muy poco) con otras especialidades que me gustaron desde siempre, como la Endocrinología. Se me pasó por la cabeza también la Neurología. En cualquier caso lo tenía bastante claro. Y es que además la Pediatría tiene la ventaja de que puedes asociar dos especialidades en una. Si te gustan los niños y la endocrinología, ¿por qué no subespecializarte en ello?

Una vez tenemos clara nuestra especialidad, la siguiente pregunta es: ¿dónde? Yo lo tengo claro, mejor un hospital grande con un volumen importante de niños. Da igual que sea el hospital de la repera, y veas pocos niños, lo importante es ver, ver y ver niños. Y después seguir viendo. Así es como se aprende. Si estás en un hospital pequeño, seguramente los casos más interesantes tendrán que ser derivados a otro hospital más grande de referencia. Así que si podéis elegir, mejor hacer la especialidad en un hospital de tercer nivel. Pero no os preocupéis, si vuestro número no os permite escoger el primer hospital de vuestra lista, siempre tendréis la opción de hacer la especialidad en un hospital más pequeño y luego ir a rotar fuera en aquellas secciones en donde haya más carencias. Si dudáis entre un hospital donde se publique mucho pero haya pocos niños, y otro donde ocurra lo contrario, mi opción sería la segunda.

¿Si volviera atrás en el tiempo, elegiría otra especialidad? Sin duda: NO. Estoy encantada con la pediatría y sobre todo con los niños. No hay nada más satisfactorio que la sonrisa, el abrazo o el beso de un niño. O simplemente un gracias cuando se van todos felices con su palito. No hay nada como estar presente en los segundos de vida de una pequeña personita. Y nada como el alivio que le ofreces a una madre cuando encuentras el por qué de la enfermedad de su pequeño, o que simplemente estará bien.

26 de marzo de 2013

Cuidados del recién nacido en sus primeros días de vida

Una vez que a la mamá y al niño le dan el alta en Tocología, siempre surgen algunas dudas sobre los cuidados del recién nacido. En la entrada de hoy hago una recopilación de los aspectos más importantes que debemos tener en cuenta en cuanto a los cuidados del neonato.

Alimentación
Se aconseja la lactancia materna como el alimento más adecuado para el bebé, debido a que tiene  múltiples beneficios para la madre y para el niño.
La Organización Mundial para la Salud (OMS), UNICEF  o el Comité de Lactancia Materna de la Asociación española de pediatría (AEP) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y conjuntamente con otros alimentos, hasta la edad de dos años o más.



Higiene del recién nacido
Es importante lavarse las manos siempre antes de atender al bebé.
La ducha/baño del reién nacido no es necesario que sea diaria, pero si lo es la limpieza de los pliegues cutáneos y de los genitales. Se puede duchar al bebé aunque no se le haya caído el cordón umbilical, pero si se desea bañarlo en bañera se ha de procurar que el nivel del agua no llegue a la altura del ombligo. Se debe realizar un baño rápido de pocos segundos y secar bien la zona.
Los genitales necesitan aseo frecuente con agua y jabón (en las niñas se debe realizar la limpieza de delante hacia atrás). Es necesario cambiar los pañales con frecuencia y no dejarlos sucios o húmeros mucho tiempo, ya que pueden irritar la piel.


Los recién nacidos son muy sensibles a la pérdida de calor, es necesario evitar las corrientes de aire a la hora del baño y no desnudar al bebé hasta el último momento.
Nunca se debe dejar al recién nacido sólo en la bañera ni en el vestidor. Es necesario preparar todo lo que necesario antes de empezar: bañera con agua tibia (36-37ºC), zona para vestirlo, gel neutro no perfumado, esponja individual suave, toalla, pañal, crema hidratante no perfumada, ropa limpia mejor de algodón y fácil de poner y quitar, y gasas estériles para la cura del cordón.
A la hora del baño, lo pimero es desnudar al bebé y retirar el pañal envolviendo con él las heces si las hubiera. Sujetarlo con la mano de forma segura por debajo de la axula; la cabeza, el cuello y los hombros deben reposar sobre su brazo. Luego se sienta al bebé en la bañera y se realiza el baño comenzando por las zonas más limpias, cara, cabeza, tronco, extremidades, cordón umbilicial y por último la zona genital. Se aclara bien retirando todo el jabón. Después se seca con suavidad prestando especial atención al área del ombligo y pliegues del cuello, axilas e ingles.

Cuidados del cordón umbilical
El cordón se caerá sólo entre los 10 y 15 días de vida. Las soluciones con yodo, como el betadine, están prohibidas, porque se absorbe por la piel del bebé y puede asociarse a ciertos problemas. En caso de precisar algún antiséptico, se debe utilizar clorhexidrina al 0.04%.
La cura del cordón se realiza lavándolo con agua y jabón neutro una vez al día y siempre que se manche de orina o heces. Con una gasa estéril, se seca suavemente la base del ombligo, el cordón y la pinza y se coloca otra gasa procurando que quede floja (el aire favorece el secado).


Micción / deposición
El bebé suele orinar de 3 a 6 veces al día. Las micciones son un índice de hidratación. La escasez de micciones sugiere una ingesta insuficiente de leche.
El número de deposiciones diarias es muy variable (desde 8 al día, hasta 1 cada 2 o 3 días). Puede hacer una deposición con cada toma.
No nos debemos asustar si mancha el pañal con una sustancia de color rojo-anarajando. No es sangre, son uratos que se eliminan por la orina. Son absolutamente normales y dejará de verse en días posteriores.
En las niñas puede observarse un pequeño sangrado vaginal (como una pequeña menstruacción) esto es debido a las hormonas transferidas por la madre. No es motivo de preocupación.



13 de marzo de 2013

La ictericia en el recién nacido

Cuando hablamos de ictericia hablamos de un nivel alto de bilirrubina en la sangre que da lugar a una coloración amarilla de la piel. La bilirrubina es el producto resultante de la descomposición normal de los glóbulos rojos. Normalmente la bilirrubina se procesa en el hígado y se excreta en forma de bilis a través del intestino.
La ictericia suele aparecer alrededor del segundo o tercer día de vida. Comienza por la cabeza, desde donde se va extendiendo al resto del cuerpo en sentido descendente. La piel del bebé se ve amarillenta, apareciendo esta coloración primero en la cara, luego en el pecho y abdomen y, por último, en las piernas.


En los recién nacidos la ictericia puede considerarse normal (fisiológica) si se mantiene dentro de ciertos límites y no dura más de unos pocos días o semanas. Se produce sobre todo por inmadurez del hígado y lógicamente es más frecuente por tanto en prematuros.
Lo más habitual es que el tono amarillento aparezca a partir del segundo día de vida y que el bebé sea dado de alta de la maternidad con la simple recomendación de que sea controlado por su pediatra de atención primaria.
En algunos niños alimentados al pecho, la ictericia puede prolongarse algunos días más de lo habitual, sin que esto suponga ningún problema ni sea porque la leche materna le siente mal. La ictericia no es contraindicación para la lactancia materna.


Hay otras situaciones en las que la ictericia puede ser producida por una enfermedad, como es el caso de la incompatibilidad de grupo sanguíneo o de factor Rh. Si un bebé tiene un grupo sanguíneo distinto al de su madre, es posible que esta produzca anticuerpos que destruyan los glóbulos rojos del recién nacido. En estos casos, la coloración amarilla de la piel aparece en las primeras 24 horas de vida.
La ictericia neonatal, salvo casos excepcionales, no deja secuelas y no se relaciona con enfermedades posteriores del hígado ni de otro tipo.
Si tu recién nacido tiene la piel amarillenta, debes acudir al pediatra para saber si presenta una ictericia clínicamente importante. En la consulta del pediatra es posible que le extraigan una pequeña cantidad de sangre para determinar la concentración de bilirrubina en sangre. También se puede utilizar un medidor transcutáneo, sin necesidad de pinchar al recién nacido.


Si la ictericia es leve o moderada, cuando el bebé tenga entre una y dos semanas de vida empezará a regular por sí solo el exceso de bilirrubina en sangre sin necesidad de tratamiento. Puede ser beneficioso amamantar más frecuentemente al bebé o darle biberones suplementarios de leche artificial. Cuando la ictericia es importante o no remite, puede ser necesario la fototerapia, que consiste en exponer al niño a la luz de unos focos especiales, de modo que ayude al organismo a eliminar ese exceso de bilirrubina. En contadas ocasiones, cuando la hiperbilirrubinemia es más acusada o hay anemia importante por la destrucción masiva de los glóbulos rojos (por ejemplo, en hemólisis por incompatibilidades sanguíneas), es necesario hacer un recambio de la sangre con una técnica especial conocida como exanguinotransfusión. En determinadas circunstancias se puede emplear fenobarbital (mejorar la excreción de bilirrubina) o gammaglobulina intravenosas (en isoinmunizaciones Rh).
A nivel preventivo, a todas las madres Rh negativo tras parto de un recién nacido Rh positivo, aborto o embarazo ectópico se les debe administrar gammaglobulina anti-D para "bloquear" los anticuerpos que la madre pudiera generar de cara a posteriores gestaciones.
Con esta medida y los protocolos utilizados para el tratamiento de la hiperbilirrubinemia, las antaño temidas complicaciones neurológicas (kernicterus) son hoy una situación excepcional.

10 de marzo de 2013

¿Qué es la atresia biliar extrahepática?

¿Qué es?
Es un proceso inflamatorio que cursa con fibrosis y obliteración progresiva de la vía biliar extrahepática, así como lesión del parénquima hepático y de la vía biliar intrahepática.
Evoluciona hacia cirrosis precoz y ocasiona el fallecimiento antes de los 3 años de vida.
Es la causa más frecuente de colestasis crónica en la infancia y la indicación más frecuente de trasplante hepático en niños.

¿Cual es su causa?
Es desconocida. No es hereditaria. Hay dos formas clínicas de atresia biliar extrahepática. Por un lado está la forma embrionaria o sindrómica que asocia otras anomalías (múltiples bazos, situs inversus, malrotación intestinal, anomalías cardiológicas y vasculares...) y por otro lado está la forma perinatal o adquirida, que se produce por una agresión al epitelio biliar (viral o no) que da lugar a una respuesta inmune con desarrollo progresivo de inflamación y fibrosis de la vía biliar extrahepática, del parénquima hepático y de la vía biliar intrahepática. Esta última es la forma más frecuente de presentación.


¿Cuales son sus síntomas?
Característicamente se trata de un recién nacido a término de peso y aspecto normal que desarrolla ictericia (color amarillento de piel y mucosas) con hipocolia (disminución de la coloración de las heces) de inicio entre las 2 y 6 semanas de vida, con aumento del tamaño del hígado y posterior aumento del tamaño del bazo, y con buen estado general.
Suele existir una fase inicial en la que las deposiciones todavía tienen color antes de la obliteración completa de la vía biliar. En la evolución posterior, a partir de los 2-3 meses, van apareciendo signos de hipertensión portal como esplenomegalia y circulación colateral visible. Progresivamente se va deteriorando el estado del niño a medida que se desarrolla cirrosis e insuficiencia hepática.

¿Cómo se diagnostica?
En la analítica vemos signos de colestasis (aumento de bilirrubina total y directa, GGT aumentada), elevación moderada de las transaminasas y sin alteraciones en la coagulación.
Debe considerarse siempre el diagnóstico de atresia biliar extrahepática en niños con acolia y hepatomegalia en recién nacido con ictericia.
Para apoyar al diagnóstico se hace una gammagrafía hepática (HIDA) previa administración de fenobarbital en donde vemos ausencia de excreción intestinal, y una biopsia hepática donde vemos colestasis, proliferación ductal y fibrosis portal).




¿Cómo se trata?
El tratamiento médico se basa en la utilización de medicamentos favorecedores del flujo biliar, como el fenobarbital o el ácido ursodeoxicólico), vitaminas liposolubles y extractos pancreáticos.
El tratamiento definitivo es el quirúrgico, mediante una cirugía llamada portoenteroanastomosis de Kasai, y en última instancia el trasplante hepático.

¿Cual es la supervivencia?
La supervivencia actual de esta enfermedad es del 90%. EL 80% de estos niños requerirán trasplante hepático a lo largo de su evolución y el 50% lo necesitará antes de los 2 años de edad.

28 de enero de 2013

La enfermedad meningocócica y las meningitis

La meningitis es una enfermedad que consiste en la inflamación de unas membranas que envuelven el cerebro, pero que no es siempre sinónimo de gravedad. Podríamos decir, simplificando un poco, que existen dos tipos de meningitis: las "buenas", que son producidas por virus, y las "malas" o bacterianas.


Las meningitis víricas son relativamente frecuentes. Suelen afectar a niños y jóvenes pero sin comportar gravedad. En la mayoría de los casos la evolución es benigna y no precisa tratamiento antibiótico ni para el propio paciente ni para los que estuvieron en contacto con él. Los síntomas más comunes son: dolor de cabeza y fiebre, que se puede acompañar de vómitos
El mecanismo de transmisión suelen ser las heces o las secreciones respiratorias (tos, estornudos, besos en la boca...) por lo que una higiene habitual correcta, como el lavado de manos, ayuda a prevenir el contagio de la enfermedad por este tipo de gérmenes.

Las meningitis bacterianas son menos frecuentes, pero son las más graves. De hecho, el número de estas infecciones ha disminuido de forma importante durante los últimos años. Hoy en día, la bacteria más habitual causante de meningitis en niños es el meningococo.


El meningococo es una bacteria que está habitualmente en la nariz y en la garganta de algunas personas. Un pequeño porcentaje de ellas pueden ser portadoras, sin ser por ello enfermos.  Se puede transmitir bien por la tos, estornudos o por contacto directo. Sin embargo no es fácil contraer la enfermedad ya que se necesita convivencia o un contacto muy estrecho y prolongado con el portador. Hay varios tipos de meningococos, siendo en nuestro medio el más frecuente el meningococo B, para el que en la actualidad existe una vacuna eficaz, Bexsero, de la que os aquí: Bexsero o no Bexsero, esa es la cuestión.
El meningoco es el causante de la enfermedad meningocócica que habitualmente se manifiesta bien como una meningitis (inflamación local de las meninges) o bien como septicemia (presencia de la bacteria en la sangre).


Aunque el riesgo de desarrollar la infección es muy baja, es importante conocer los síntomas que se asocian con la enfermedad meningocócica:
En los bebés: fiebre, inquietud, palidez de piel, llanto inconsolable, somnolencia, rechazo de los alimentos, erupción en la piel en forma de manchas que no desaparecen con la presión (petequias) o en forma de hematomas.
En los niños y adultos: dolor de cabeza, vómitos, rigidez de nuca, confusión mental, malestar por la luz intensa, erupción en la piel en forma de manchas que no desaparecen a la presión (petequias) o en forma de hematomas.
Así, en caso de que el niño presente alguno de estos síntomas, es importante consultar con el pediatra, ya que podría ser una forma clínica grave y precisar tratamiento inmediato.

14 de enero de 2013

La piel de recién nacido: el eritema tóxico

En mi última guardia consulté a una mamá que traía a su bebé de sólo 7 días de vida por una erupción cutánea que le afectaba sobre todo a cara, cuello, pecho y espalda. Estaba muy preocupada al desconocer de qué se trataba.
Pues bien, el recién nacido presenta una serie de lesiones cutáneas benignas transitorias propias de esta época de la vida, que casi nunca necesitan ser tratadas. Una de ellas es el exantema toxo-alérgico del recién nacido, que es lo que tenía este bebé. Es también llamado eritema tóxico, y afecta entre a un tercio y la mitad de los recién nacidos a término, siendo raro en prematuros. Aunque su nombre asuste, no se trata de una enfermedad de naturaleza "tóxica".


Se inicia entre las 24-48 horas de vida y desaparece hacia los 7-10 días, aunque en ocasiones puede durar varias semanas. Las lesiones afectan sobre todo a cara, cuello, espalda y, en menor intensidad, a los miembros. Se trata de manchas rojizas extensas con lesiones en su superficie que parecen pus. Suelen respetarse las palmas de las manos y las plantas de los pies. Las lesiones pueden ir variando de lugar durante su evolución.

El recién nacido se mantiene con buen estado general. Se desconoce la causa, aunque se mantiene la teoría de que es producido por el paso de linfocitos maternos al niño durante el embarazo o en el momento del parto.
No es necesario ningún tratamiento.

9 de enero de 2013

Flash pediátrico: el exantema súbito

El exantema súbito es también llamado roseola o sexta enfermedad. Se trata de una enfermedad exantemática característica de los niños producida por el herpes virus 6. Este microorganismo se transmite mediante el contacto directo con la saliva o con el moco de la persona enferma, o bien a través de minúsculas gotas emitidas al hablar. Los principales afectados son los niños entre los 6 meses y los dos años de edad. Es más frecuente entre los meses de marzo y abril.


Tiene una forma de evolución muy característica que hace que a posteriori sea muy fácil de reconocer por nosotros los pediatras. La fiebre sube rápidamente y se mantiene en valores altos durante los tres o cuatro días. A continuación, desciende bruscamente y sobre el cuerpo del bebé aparecen muchas manchitas rosadas similares a la cabeza del alfiler. Al principio aparecen en el tronco, pero, en poco tiempo, se extienden al cuello y raíz de extremidades, siendo rara la afectación facial. Al cabo de dos o tres días se desvanecen, lo que indica su curación.


Como buena enfermedad viral que es no existe un tratamiento específico para ella. Es decir, tal y como viene, se va. Los únicos fármacos que pueden ser necesarios son los antitérmicos.

No existe una forma de prevenir el contagio. En cualquier caso es una enfermedad "benigna" que se cura en poco tiempo y que carece de complicaciones. Además, no representa un riesgo para losa dultos de la familia y no es peligrosa ni siquiera si se contrae durante el embarazo.
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