28 de septiembre de 2016

Lo que debes saber para controlar la dermatitis atópica de tu hijo

La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que se caracteriza por sequedad, picor y aparición de eczemas. Es una enfermedad crónica, que aparece en brotes que alterna con fases de remisión, en los que la piel está mejor.
Aunque ya os hablé de las características de esta enfermedad en este post, hoy me quiero centrar en las medidas no farmacológicas que como madres podéis tomar en casa para prevenir y llevar mejor la enfermedad de vuestros hijos.

Es necesario comprender que no hay una cura milagrosa para la dermatitis atópica, ya que se trata de una enfermedad crónica que no tiene tratamiento curativo, pero que en general mejora con la edad. La duración y las molestias  pueden reducirse considerablemente si cuidamos la piel del niño y realizamos el tratamiento de los brotes adecuadamente según indicaciones de nuestro pediatra.


A veces, simplemente evitando factores que pueden desencadenar un brote o controlando la sequedad propia de la piel, podemos disminuir la probabilidad de que se produzca una recaída. Siguiendo los siguientes consejos podremos conseguir controlar la enfermedad.

1. Evitar tejidos irritantes: La ropa interior, la ropa de cama (sábanas, fundas de almohada, etc) y en general toda la ropa que esté en contacto con la piel del niño es mejor que sea de algodón 100% e idealmente blancas, para evitar además colorantes que puedan actuar como factores irritantes. Los tejidos de lana o de fibra sintética es mejor evitarlos. Es además aconsejable lavar la ropa antes de estrenarla la primera vez, evitar suavizantes, y usar jabones suaves no detergentes. La ropa no debe llevar etiquetas ni costuras gruesas que rocen la piel, ya que algunas fibras de las etiquetas pueden contener irritantes que producen inflamación y aumento del picor.

2, Evitar la sudoración: evitar ropas apretadas o demasiado abrigo. Además, el calor excesivo en la vivienda, sobre todo en el propio dormitorio del niño, es un factor activador del proceso inflamatorio de la piel.

3. El clima y la humedad ambiental: El frío, por otro lado, también ayuda a la deshidratación de la piel, es por ello que el niño atópico empeora durante el invierno y mejora en verano. El sol en sí mismo, el grado de humedad ambiental y las sales del agua del mar mejoran la dermatitis. Por eso es recomendable que en verano los niños se bañen en el mar. El cloro de las piscinas, sin embargo, es un irritante. Por ello es recomendable duchar a los niños en cuanto salgan de estas aguas.
La baja humedad ambiental, por ambientes secos o por calefacción, empeoran el estado de la piel. Los cambios de temperatura bruscos también empeoran el picor y la aparición de lesiones de dermatitis atópica.

5. Hidratar, hidratar e hidratar. Un pilar fundamentalmente en el tratamiento es restaurar la barrera cutánea mediante cremas emolientes. Da igual la marca. Es cuestión de ir probando hasta encontrar la que mejor nos vaya, y continuar con esa. Lo ideal es aplicarlas diariamente sobre las zonas afectas de la piel, al menos dos veces al día. Si la dermatitis está muy bien controlada, podría reducirse a una vez al día o incluso aplicarlos de forma intermitente.

6 .El momento del baño ha de ser breve, no mayor de 5-10 minutos. Mejor ducha, cuando ya son niños más mayorcitos. El agua idealmente debe estar tibia o no muy caliente. El baño debe mantenerse incluso cuando haya lesiones activas importantes, exudativas o infectadas, ya que el baño ayuda a limpiar la piel, elimina las costras y facilita la aplicación posterior de cremas hidratantes o fármacos tópicos. Se recomienda utilizar un jabón de avena o con un pH ácido o neutro, dado que así se protege en manto graso de la piel y se dificulta la colonización por bacterias. El secado debe ser con una toalla de algodón, y a toquecitos, evitando frotar o restregar. Con la piel todavía ligeramente húmeda, se puede aplicar un aceite de baño o una crema hidratante. Un baño sin la posterior aplicación de crema hidratante o aceite, genera más sequedad y picor, por eso es el mejor momento para aplicarlas. Los corticoides tópicos pueden aplicarse después del baño. Para la administración de tacrolimus (Protopic) o pimecrolimus (Elidel) es mejor esperar a una hora después del baño con la piel seca. No es recomendable una frecuencia mayor de 2-3 baños/duchas semanales.
Si estamos hablando de un bebé, en los cambios de pañal es mejor usar agua solamente. Se reserva el jabón para cuando realmente lo necesite por estar sucio.


7. Se recomienda que los niños con dermatitis atópica tengan siempre las uñas bien cortadas y limpias, para evitar lesionarse con el rascado y sobreinfectar la piel.

8. En niños con alergia a los ácaros, el contacto directo de estos con la piel puede desencadenar brotes de dermatitis atópica. En estos casos es importante realizar control ambiental, es decir, realizar una buena limpieza de la casa, evitar el polvo quitando peluches, alfombras, cortinas, libros de las estanterías en la habitación del niño,pósters, etc. En caso de niños con alergia a animales, es útil evitar la presencia de estos en el interior del domicilio. En cualquier caso, y aunque el niño no sea alérgico a los ácaros del polvo o las proteínas de los animales, deben tomarse estas medidas ya sólo por el efecto irritante que tienen sobre la piel y la posible sensibilización a ellos a lo largo del tiempo.

9. En el momento actual no existe evidencia científica que avale la eficacia de la dieta de eliminación de alimentos en el tratamiento de la dermatitis atópica. No se ha visto que eliminando alimentos como la leche, el huevo, los frutos secos.. la enfermedad mejore. Sólo se excluirán de la dieta en caso de demostrarse la alergia. Nunca se debe eliminar un alimento de la dieta que se bien tolerado por el niño.

10. El estrés puede favorecer la aparición de un brote, sobre todo en niños mayores y adolescentes.

Algunas veces, y aún controlando los factores desencadenantes de la enfermedad, puede aparecer un brote. En este caso será necesario tratamiento con corticoides tópicos, a los que podrá añadirse inmunomoduladores tópicos, antibioterapia tópica, o incluso tratamiento sistémico si el brote es grave o extenso.

La dermatitis atópica es una enfermedad que puede ser muy latosa, por su curso crónico y recidivante. Pero debemos tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones será una enfermedad leve y que desaparecerá en torno a los 7-8 años de edad. Mientras tanto, mejor prevenir, hidratando la piel a fondo, que curar el brote.

21 de junio de 2016

¿Serán los dientes?

¡Ay, los dientes! A ellos se les culpa de muchas cosas durante el primer año de vida.

- Mi bebé tiene fiebre
- Serán los dientes...

-  Mi bebé se lleva todo a la boca 
- Serán los dientes...

- Mi bebé tiene diarrea
- Serán los dientes...

-Mi bebé se despierta veinte veces de noche.
-Serán los dientes.

- Mi bebé no para de babear.
- Serán los dientes.

¿Os resulta familiar?
 Siempre me ha llamado poderosamente la atención que los dientes sean el blanco de tantos males. Por eso hoy, en esta entrada, quiero desterrar falsos mitos sobre la dentición.


¿En qué momento empiezan a salir?
No hay reglas fijas en cuanto al momento de la erupción de los dientes de leche. Hay algunos bebés, aunque pocos, que ya nacen con algún diente. Hay otros que no tienen ninguno hasta los 15 meses. Así que imaginaos la variabilidad que supone entre niño y niño. Lo más frecuente es que aparezcan entre los 6 y 12 meses de edad.

¿En qué orden?
También es muy variable. Lo habitual es que aparezcan los dos incisivos centrales inferiores primero, para luego aparecer los cuatro incisivos superiores, y después los dos incisivos laterales de abajo. A continuación llegarán las muelas, y entre ellas, los caninos.
Aunque esto es lo habitual, también hay diferencias entre niño y niño. ¿No habéis visto algún "bebé vampiro"?  Son los que tienen los incisivos laterales superiores, pero no los centrales. Son una variante de la normalidad.
Podéis ver mejor el orden de salida de los dientes de leche en esta imagen.


¿En qué momento me debo preocupar si no empiezan a salir?
Más allá de los 15 meses debemos empezar a sospechar de que quizá estemos frente a alguna enfermedad. En cualquier caso lo más probable es que se trata de un patrón familiar, ya que el momento de salida de los dientes tiene un alto grado de heredabilidad.

¿Qué síntomas produce?
Aquí es donde viene lo bueno. ¿Quién no ha oído nunca que los dientes producen fiebre o diarrea? ¿O que los bebés se llevan todo a la boca para calmar el dolor de la dentición? Vayamos punto por punto.

- Fiebre.  NO. Los dientes no producen fiebre. Siempre que vuestro bebé tenga más de 38ºC, estamos ante una infección. El foco nos lo dará el tiempo (y la exploración del pediatra, claro). Parece que la erupción dentaria puede asociarse con febrícula, aunque soy algo escéptica en este punto.
En cualquier caso la fiebre es algo habitual a partir de los 6 meses de vida en los bebés, por lo que puede coincidir con la erupción de algún diente, y no por ello estar relacionados directamente.

- Dolor. Aunque le preguntemos a un bebé si le duelen los dientes, no tendremos la suerte de que nos contesten, son demasiado pequeños. En cualquier caso, no hay ningún argumento científico que avale que la dentición duela. Pueden aparecer molestias, pero en cualquier caso, no justifica llantos inconsolables, irritabilidad marcada, problemas con el sueño, etc. Además, la salida de los dientes de leche continúa más allá del año de vida hasta los dos años. Y mientras las últimas piezas dentarias van saliendo, los niños no se quejan de dolor cuando comen o muerden

- Llevarse las manos/objetos a la boca: Es una creencia muy popular que los bebés se llevan todo a la boca para aliviar el dolor. Esta creencia me llama mucho la atención, ya que lo lógico es que si tienes una herida o inflamación en alguna parte de tu cuerpo, intentes no tocarla para no producirte más dolor con la manipulación. En cualquier caso no debemos confundir esto con otra situación. Los bebés, a partir de los 3-4 meses, empiezan a llevarse todo a la boca. Forma parte de su desarrollo psicomotor. Para conocer el mundo que les rodea, cogen objetos y los llevan a la boca para así conocer texturas, sabores, formas... Es la etapa oral del desarrollo del niño. Completamente normal e independiente de la erupción dentaria. Por lo que si tu bebé empieza a llevárselo todo a la boca, no, no tienen porque ser los dientes.

- Babeo. De este punto ya os hablé en una ocasión. La aparición del babeo suele ocurrir a partir del segundo mes de vida. Y forma parte de la evolución normal del desarrollo del niño. Las dichosas babas, que a veces inundan hasta los baberos más "waterproof" pone de manifiesto el hecho de que las glándulas salivares han aumentado su producción. La saliva protege de infecciones, necesarias sobre todo en el momento en el que el niño empieza a meterse todo en la boca.

- Diarrea. Algo similar ocurre con la diarrea. Mi razonamiento lógico me impide llegar a una relación causa efecto entre la dentición y la diarrea. El aumento de salivación que os comentaba en el anterior punto no me vale como explicación científica para ello. El enrojecimiento o la dermatitis del área perianal tampoco se asocian con la dentición. Eso de, "como se baba mucho, las cacas son más ácidas y escuece el culete", me cuesta creerlo como mecanismo fisiopatológico causante.

- "Encías inflamadas". Aunque podamos ver las encías engrosadas, esto no quiere decir que se vaya a producir la salida del diente de forma inmediata. Lo que estamos viendo en este caso es el diente en formación, que va aumentando de volumen poco a poco. Esto hace que vaya aumentando el volumen de la encía paulatinamente, hasta que al final se abre la encía y sale el diente. Proceso lento, y en teoría, indoloro.

- Mocos: ¿Cuántas veces tendrá mocos un bebé durante sus primeros meses de vida? Y no por ello tendrá que ver con la salida de los dientes. Tampoco las otitis, ni otras infecciones están asociadas. Los dientes y las infecciones se asocian en el tiempo, pero no tienen relación causa efecto.

En cualquier caso hasta un 35% de los niños no muestran sintomatología en relación con los dientes. Es decir, a un tercio de los niños les salen los dientes, y los padres no encuentran síntomas claros con su aparición.

¿Qué hacer para aliviar las molestias del bebé?
Tradicionalmente se ha extendido el uso de los mordedores como herramienta útil para aliviar las molestias de la dentición. Como os decía, no sé hasta que punto esto puede tener sentido. ¿Si duelen las encías, por qué van a querer machacarlas mordiendo sin parar?
En cualquier caso sí que hay madres que refieren que los masajes o el uso de mordedores o alimentos fríos calman las molestias de la erupción dentaria. A veces también refieren que el masajeo suave con los dedos puede ser efectivo.
Se ha propuesto el uso del paracetamol o el ibuprofeno para el alivio sintomático. Podrían usarse en casos puntuales. En cualquier caso, tampoco tiene sentido el extendido remedio de los masajes en las encías con paracetamol. Éste fármaco tiene efecto porque, tras ingerirlo, se absorbe y hace efecto a nivel sistémico, es decir, en todo el cuerpo, incluyendo la zona afectada. No tiene efecto local, ya que su aplicación tópica carece de absorción. Este es un ejemplo que se ha extrapolado de cremas de uso tópico, tipo Voltarén, que tienen antiinflamatorio en su composición. ¿Conocéis cremas con paracetamol? De igual modo el paracetamol aplicado en la encía carece de efecto.

En resumen
Sí. Hay mucho mito y creencias populares alrededor de la erupción dentaria en los bebés. A veces es complicado divorciarse de tantas creencias ancestrales, cuando incluso entre los propios pediatras todavía las dan como ciertas.
En cualquier caso hay mucha literatura científica al respecto. Por ejemplo, este estudio publicado en Pediatrics, revista de referencia en el área de Pediatría, en donde se hace hincapié en los falsos síntomas relacionados con la dentición.
Así que dejemos de culpabilizar a los dientes de todo lo que ocurre a los bebés. Son inocentes hasta que se demuestre lo contrario.

30 de mayo de 2016

¿Es aconsejable el "Baby led weaning"?

Cada vez se oye hablar más de del Baby Led Weaning como método alternativo para la introducción de alimentos en los bebés. Esta popularidad se ha hecho sobre todo más patente en internet, de modo que han proliferado múltiples webs y espacios en redes sociales dedicadas a ello. Cada vez son más los padres que buscan información fiable y veraz sobre este tipo de alimentación, motivo por el cual he decidido lanzar esta entrada.


¿Qué es el baby led weaning?
Él baby led weaning (BLW) es un método alternativo para la introducción de la alimentación complementaria que ha adquirido cierta fama en los últimos años. El propio bebé toma las riendas de su alimentación, y es él mismo el que come lo que quiere y en la cantidad que necesita. Para ello utiliza sus propias manos, llevándose la comida directamente a la boca sin necesidad de purés y triturados.
¿Cómo se ofrece la comida?

La comida se ofrece entera. Idealmente, y sobre todo al principio, se corta en tiras alargadas para que el bebé pueda cogerlo con la mano cómodamente y llevárselo a la boca. Más adelante, cuando el desarrollo psicomotor del bebé vaya evolucionando, podrá hacer la pinza y tomar trozos más pequeños, hasta finalmente utilizar cubiertos. 

¿A partir de qué edad puede iniciarse?
Como ya os conté en la entrada "¿Hasta cuando mantener la lactancia materna exclusiva?", la leche debe ser el alimento único hasta los 6 meses de vida. Para poder iniciarse en el BLW deben cumplirse una serie de requisitos de seguridad, por lo que el momento de iniciar la alimentación será orientarivo y variará en función de cada niño. Generalmente los padres que eligen este tipo de alimentación complementaria, han elegido también la lactancia materna como alimento único de su bebé. Pero aquellos niños que han estado también leche artificial pueden beneficiarse del BLW.

¿Qué beneficios tiene?
- Favorece la autorregulación del bebé, respetando sus señales internas de apetito y saciedad, aproximándose más a las características de auto alimentación de la lactancia materna. Esto implica que no se fuerza al bebé a comer, lo que podría suponer establecer de manera precoz una relación sana con la comida, sin agobios ni dramas.
- Fomenta una mayor aceptación de los alimentos, en cuanto a variedad de sabores, olores y texturas.
- Promueve y estimula el desarrollo psicomotor del niño, ya que comer supondrá un verdadero ejercio para la prensión palmar, la realización de la pinza, la coordinación oculomanual, la masticación...
- Previene la obesidad, ya que el niño decide qué cantidad comer, a qué velocidad y en qué momento parar. Así, en el futuro, las probabilidades de que coman demasiado disminuyen.
- Favorece la transición de los alimentos triturados a los sólidos. Y es que no será el primer niño ni el segundo que no puede ver un tropezón en su puré, o tiene arcadas nada más algo sólido roza su boca.
- Favorece una actitud positiva hacia la comida. Si las primeras experiencias con la comida son positivas y saludables, los problemas como el rechazo a la comida o a ciertos alimentos, son menos probables.
- Permitir que los bebés hagan cosas por sí solos no sólo les permite aprender, sino que les da confianza en sus propias habilidades y conocimientos. Les aporta seguridad en sí mismos, permitiendo aprender a confiarse en su propio criterio.
- Permite al bebé participar en las comidas familiares, ya que comen lo mismo  que el resto y forman parte del evento social. Les resulta divertido y les permite empezar a copiar la conducta en la mesa. T
- Implica realizar menos comidas y más sencillas. El BLW no sólo beneficia al bebé, si no que evita que la familia tenga que preparar una comida distinta para el bebé, ahorrando tiempo y dinero. Si la dieta de los padres es sana, es muy fácil adaptarla al bebé. Además, comer fuera de casa se vuelve mucho más fácil, ya que con este método es dificil no encontrar algo en la carta de un restaurante que no se adapte a lo que puede tomar un bebé.


¿Y si se atraganta?
Este método de alimentación parece muy atractivo para muchos padres, pero con frecuencia se echan atrás por el riesgo de atragantamiento. Pero debemos tener en cuenta de que si se realiza el BLW bajo unas normas de seguridad básicas, no tendremos ningún problema. Para poder iniciarse con este tipo de alimentación, es necesario que el bebé se mantenga sentado sin ayuda. Esto suele ocurrir a partir de los 6 meses de edad, momento en el que además el reflejo de extrusión ha desaparecido. Así, es la propia maduración del bebe, la que determina en qué momento está preparado para iniciar la alimentación complementaria. Por otro lado debemos tener ofrecer alimentos blanditos, que se deshagan con facilidad. Los bebés, a pesar de no tener dientes, pueden comer sin problema ya que pueden machacar los alimentos con las encías. Así, debemos  evitar alimentos duros como la manzana cruda, la zanahoria cruda, los frutos secos, etc.
A veces, y sobre todo al principio, puede ocurrir algún episodio de dificultad con algún trozo. Es normal, están aprendiendo. Tenemos una serie de reflejos de protección de la vía aérea que impiden, llegado el caso, que ocurra un verdadero ahogamiento o asfixia por obstrucción de la vía aérea por algún alimento. En cualquier caso es muy importante que un adulto supervise siempre al niño cuando esté comiendo, por si en algún momento sucede un atragantamiento llevar a caso las maniobras de desobstrucción si fuese necesario.

¿Estará bien nutrido?
La leche, bien sea materna o de fórmula,es el principal alimento del bebé durante el primer año de vida. El resto de alimentos, como su nombre indica, serán "complementarios".
Es necesario ofrecer alimentos variados, con el fin de que el bebé pueda elegir entre alimentos saludables y diferentes.
Es también importante iniciar sin demora alimentos ricos en hierro, cuyo depósito en el organismo empieza a disminuir a partir de los 6 meses de edad.
Aunque una de las ventajas del BLW es la incorporación temprana del lactante a las comidas familiares, puede suponer también un riesgo, ya que las comidas de la familia pueden no ser las más apropiadas, sobre todo si no siguen un hábito de alimentación saludable. Es por ello de que la incorporación del bebé a la mesa, supone un buen momento para replantearse si la familia lleva una dieta sana y variada.

¿Existe algún otro inconveniente?
Uno de los problemas del BLW es la suciedad. Los niños juegan y experimentan con la comida, y mucha de ella termina en el suelo o encima de ellos. Es por ello importante utilizar baberos grandes (con mangas, que lo protejan todo) e incluso poner algo para proteger el suelo y facilitar así la limpieza.
El otro gran "inconveniente" es la preocupación de los demás. Quizá no sea un inconveniente de verdad, pero en ocasiones puede ser un problema. Puede que tú estés convencida con el BLW, pero siempre tendrás a alguien: el abuelo, la suegra, la amiga o el vecino... que se lleve las manos a la cabeza por darle a tu bebé un trozo de pera o de plátano en vez de un puré. Eso sí, seguro que es porque no han visto a un bebé haciendo BLW en plena acción.


¿Cómo sé que el bebé está preparado para empezar?
Tienen que cumplirse una serie de requisitos para saber que el bebé puede empezar con la alimentación complementaria:
- Se puede sentar solo con poca o ninguna ayuda.
- Estira el brazo para agarrar objetos y se los lleva a la boca.
- Hace movimientos de masticación.
- Muestra interés por la comida: él mismo se lleva comida a la boca si tiene la oportunidad de hacerlo.

¿Cómo empezamos?
Una vez que nuestro bebé está preparado, iremos incorporándolo a las comidas familiares. Idealmente, y sobre todo al principio, es mejor ofrecerle los alimentos después del pecho o el biberón. Si el bebé tiene hambre o sueño, no se mostrará receptivo. Lo sentaremos con nosotros y pondremos la comida a su alcance. Al principio apenas saborearán la comida, y fundamentalmente jugaran con ella, por lo que gran parte de la comida acabará en el suelo. Pero su curiosidad hará el resto. Es un momento de su desarrollo en que el que llevan todo lo a la boca para explorarlo, y lo mismo harán con la comida, aprendiendo por sí solos los diferentes sabores, texturas y formas. 

¿Que alimentos ofrecer según la edad?
No hay ningún orden específico para la introducción de alimentos. Lo único que tenemos que tener claro es que la introducción ha de ser progresiva para detectar posibles alergias, y que hay ciertos alimentos que debemos evitar durante el primer año de vida. En el post sobre "alimentación complementaria" encontraréis una lista muy completa de todos los alimentos que deben excluirse durante esta etapa.

¿Aconsejo este tipo de alimentación?
Depende tanto del niño como de los padres. Si se trata de un niño con alguna patología de base, habrá que consultar al pediatra si este método de alimentación es el más adecuado para su condición. Y por otro lado también depende de los padres, ya que la preocupación por que se atragante el bebé a veces hacen del momento de la comida un calvario.
En cualquier caso nada en este vida es blanco o negro. Podemos pasar de purés a BLW o viceversa en cualquier momento. 

5 de mayo de 2016

Iniciando la alimentación complementaria

¡Ay, la alimentación complementaria! Menudos quebraderos de cabecera supone en algunas ocasiones. ¿Os preguntaís por qué? Porque existen tantas pautas de introducción de los alimentos, como pediatras, casi. Y es que para esto de la alimentación infantil nada es tan cierto como eso de "cada maestrillo tiene su librillo". Pero tranquilas, en realidad es mucho más fácil y sencillo de lo que parece. Mucho más.


Como os comentaba en el post "¿hasta cuando mantener la lactancia materna exclusiva?" el alimento único de un bebé hasta los 6 meses debe ser la leche. Da igual si recibe leche materna o leche de fórmula. Antes de que me preguntéis, sé que desde los 4 meses algunos pediatras recomiendan la introducción de los cereales sin gluten, y a partir de los 5 meses, la fruta. En mi opinión, salvo casos puntuales y concretos, no se debe adelantar la alimentación complementaria. Tranquilas, hay tiempo de sobra.

En esto de la alimentación complementaria hay que tener una serie de ideas y premisas claras, que son las que nos orientarán en todo este proceso:
- primero: la alimentación se llama complementaria por algo. La leche sigue siendo el alimento principal del niño hasta el año de vida, lo demás solo la complementa y no la sustituye. Lo ideal es ofrecer primero la leche y después el resto de alimentos.
- Segundo: es necesario respetar el tiempo y los gustos del niño. Hay bebés que a los 6 meses devoran lo que pongan delante, y otros prácticamente no comen hasta los 8 o 9 meses. Hay bebés a los que les encanta la fruta pero no quieren ni oler la verdura, por ejemplo. Lo importante es no obligar a comer a un niño. Intentar que disfrute del momento de la comida, para que ese momento no se convierta en un calvario para padres e hijos, y para que el niño inicie una relación saludable con la comida.
- Tercero: no obsesionarse con las cantidades. No soy nada partidaria de recetas del tipo: 30 gramos de pollo + 20 gramos de patata + 20 gramos de judía... ¿Qué más da? Cada bebé es distinto y tiene necesidades energéticas y nutricionales diferentes. Recetas de este tipo sólo sirven para estresar a las mamás que ven, con amargura, como su bebé deja la mitad del puré (si no más) intacto en su plato. Volviendo al punto anterior, hay que respetar al bebé. Lo que a nosotros puede parecernos una cantidad adecuada, puede ser en realidad mucho en relación a sus necesidades reales. A veces no es verdad eso de "mi niño no me come" si no que en realidad es "mi niño no come como me gustaría a mí que comiera". Debemos escuchar sus señales de saciedad y apetito.
- Cuarto: los alimentos mejor introducirlos de uno en uno. La finalidad es comprobar la tolerancia a cada uno, verificando que le sienten bien y descartando así posibles alergias. Un margen de dos o tres días entre alimentos nuevos es lo más recomendable.
- Quinto: leed las etiquetas de los alimentos. Que sean productos destinados a bebés no quiere decir que sean saludables. Azúcares añadidos, grasas malas, múltiples aditivos, etc... son ingredientes que podemos encontrar en alimentos infantiles y que no son necesarios.


A partir de los 6 meses, empiezan las incógnitas. ¿Con qué alimento empiezo? ¿Sigo el esquema clásico: primero cereales sin gluten, luego fruta y después verdura? Pues la respuesta es también bastante sencilla: da exactamente igual. Quizas algunas mamás os llevareis las manos a la cabeza. ¿Cómo va a dar igual? Pues la verdad es que sí. Pensad en un bebé español y un bebé japonés, por poner un ejemplo. Las costumbres socioculturales en cada país son bien distintas, y cada bebé empezará su alimentación complementaria en función de los alimentos que acostumbre a comer en su sociedad. Y no pasa nada.
Seguro que a la mayoría de vosotras os han dado un papel fotocopiado con un completo esquema temporal, mes a mes, del momento idóneo para introducir los distintos tipos de alimentos. Este calendario ya se ha quedado obsoleto y realmente podemos introducir la mayoría de los alimentos a partir de los 6 meses, con algunas excepciones que os explicaré más adelante. Lo realmente importante es realizar una introducción gradual de los alimentos.

Vale. Queréis empezar la alimentación complementaria. Por ejemplo, habéis elegido los cereales como primer alimento. ¿Cómo lo hacemos? Es muy sencillo.
Puede hacerse de la forma clásica, mediante cereales "de farmacia" y añadirlos a la leche del biberón o leche materna. En función de cuantas cucharadas añadamos, quedará más o menos espeso, y podremos darlo como un biberón tal cual o como una papilla.
Un ejemplo de introducción de los cereales puede ser añadiendo un par de cucharadas al biberón de la mañana y otras dos al de la noche, preparar una papilla de 3 o 4 cucharadas en una de las tomas del día y no darle más cereales en el resto del día... es muy variable, y dependerá de las preferencias de la madre (y del bebé).
¿Preferís algo sólido? Podéis darle tortitas de cereales sin sal, pan sin sal, arroz bien pasado... las opciones son tan amplias que darían para otro post.

En cuanto a la introducción de la fruta existen también muchas formas distintas. Puedes hacer un puré de frutas, o bien chafarle alguna con un tenedor y dárselo con la cuchara. Se puede comenzar con una papilla de manzana (fresca o compota), esperar un par de días y añadir una pera, después naranja... como os decía la idea es dejar un margen de días entre un alimento nuevo y otro para detectar alergias. Por otro lado puedes darle algún trozo entero para que el bebé lo vaya chupeteando y mordiendo.

Las verduras las puedes ofrecer en puré, mezclado con alguna proteína. Puedes poner en una olla agua con patata, puerro, judia, zanahoria, judias, calabacín... Lo que se te ocurra. Y un cachito de pollo, conejo, cordero, pavo, ternera... Las combinaciones son muchísimas. Una ves hervido se retira el exceso de agua, se añade un chorrito de aceite de oliva virgen extra y se tritura. De igual manera, no debes introducir todos los alimentos juntos de repente, si no ir añadiéndolos poco a poco. 

¿Mejor potitos comprados en el supermercado o farmacia, o los caseros? Sin duda mejor los caseros. Nada mejor que una comida recién hecha y con productos frescos que nosotras mismas hemos seleccionado. Los potitos es mejor dejarlos para momentos puntuales en que no estemos en casa.

¿Y que pasa con los alimentos más alergénicos? Como puede ser el huevo, el pescado, las legumbres... alimentos que se han pospuesto en el calendario de introducción de los alimentos incluso hasta más allá de los 12 meses. Pues bien, cada vez se tiende a introducirlos antes. Es decir, se ha visto que por tardar más en introducirlos, no hay evidencia de que haya menos incidencia de alergias alimentarias. A partir de los 6 meses puedes introducirlos sin problema.

¿Y el yogur? Todas las mamas preguntáis por el yogur. Para los bebés que ya toman leche los yogures no son imprescindibles, es mejor priorizar antes la introducción de otros grupos de alimentos, por lo que yo los pospondría a partir de los 9-12 meses. Nada de yogures especiales para "bebés", tienen azúcares y porquerias añadidas. Buscad en vuestros supermercados yogures naturales de toda la vida.

Los alimentos que debemos excluir en esta etapa son: 
- Aquellos susceptibles de producir un ahogamiento en un bebé: frutos secos, granos de uva enteros, cerezas, aceitunas... Cualquier cosa que pueda obstruir la vía área y nos pueda dar un susto. 
- Sal y alimentos salados. No es necesario salar los alimentos que prepares para tu bebé hasta el año de vida.
- Pescados grandes como el pez espada, tiburón, Lucio, atún rojo, conservas de atún... por su contenido en mercurio y otros metales pesados.
- cabezas del marisco y cuerpo de cangrejo o crustáceos similares a el, por su contenido en cadmio.
- Espinacas, col y acelgas,y otras verduras de hoja verde, por su contenido en nitratos y riesgo de metahemoglobinemia.
- Miel, por riesgo de botulismo. 
- Infusiones y otras bebidas sin valor nutritivo como el café, refrescos azucarados o edulcorados. 
- azúcar. Tampoco es necesario endulzar los alimentos con azúcar, evitando los alimentos que lo contengan en exceso. 
- Desnatados.

Existe una tendencia cada vez más presente en nuestra sociedad a introducir los alimentos en trozos directamente, sin triturar. Es el llamado Baby Led Weaning o alimentación / destete guiado por el bebé. Se trata de una forma de alimentar a un bebé sin usar papillas, purés o triturados. Es el bebé el que elige qué comer, llevándose el mismo los alimentos a la boca. Prometo un post aparte hablándoos de este tipo de alimentación.

7 de marzo de 2016

El síndrome de West

El síndrome de West es un tipo de epilepsia  que aparece en la edad lactante. Se caracteriza por espasmos infantiles, deterioro psicomotor y un patrón en el electroencefalograma (EEG) característico (actividad hipsarrítmica).


¿Cuales son sus causas?
Afecta a uno de cada 4-6.000 niños. Existen formas que aparecen sin una causa aparente, que son las llamadas criptogenéticas, y en otros casos aparece una causa determinada, entre las que interesa destacar la esclerosis tuberosa de la que ya hablamos en otros posts (aquí) o en la encefalopatía hipóxico-isquémica.

¿Cuales son sus síntomas?
Las crisis se inician entre los 3 y 7 meses, siendo más frecuente a los 5 meses de edad. Se caracteriza por la aparición de espasmos, que pueden ser en flexión o extensión, y que aparecen como en racimos de hasta 100 espasmos que se pueden repetir muchas veces al día. Pueden aparecer tanto despiertos como dormidos, pero ocurre con más frecuencia al despertar o en el momento de quedarse dormidos.
Es frecuente en las formas criptogenéticas, de modo que en el contexto de un desarrollo psicomotor normal, se produzca una detención en la maduración y a continuar un deterioro, con pérdida de habilidades.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?
Como decíamos, es importante el EEG para el diagnóstico. En él se puede apreciar un patrón de hipsarritmia. En cualquier caso es importante realizar también prueba de imagen, estudios metabólicos, inmunológicos, etc.

¿Cómo se trata?
En el síndrome de West el fármaco de elección es la vigabatrina.

¿Cual es la evolución?
Los casos en los que no se encuentra una causa aparente del síndrome de West evolucionan mejor que los casos que tienen una causa conocida. Más de la mitad de éstos evolucionan a una epilepsia refractaria, de dificil tratamiento, o a un síndrome de Lennox.Gastaut.
La curación completa con un desarrollo psicomotor normal sólo se observa en algunos casos criptogenéticos, por lo que cabe decir que el pronóstico de este síndrome es más bien oscuro.

4 de enero de 2016

Que hacer si no quiere biberón

La Organización Mundial de la Salud recomienda lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad. Pero la baja por maternidad de este país es tan irrisoria que antes de que el bebé haya cumplido siquiera los 4 meses de edad, la madre debe reincorporarse a su trabajo. ¿Cómo pretenden que se mantenga la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses?
A raíz de esto muchas mamás que están a punto de volver a su trabajo se preocupan por cómo pueden hacer para mantener su lactancia. Se preguntan angustiadas si su bebé pasara hambre durante su ausencia, si rechazarán el biberón.


Ante todo no debemos angustiarnos antes de tiempo. Lo entiendo, es inevitable y ese sentimiento aparecerá de todos modos. En cualquier caso intentar acostumbrar al bebé al biberón antes de reincorporarte a tu trabajo puede resultar una pérdida de tiempo. A veces es mejor disfrutar de los últimos días amamantando al bebé con tranquilidad y sin llantos.
Una vez que se produzca la reincoporación laboral, es útil que el cuidador/a le ofrezca el biberón antes de que tenga verdadera hambre. Es decir, si realiza las tomas cada 3 horas, a las 2-2 horas y media. Así estará tranquilo y dispuesto a probar algo nuevo. Si tiene hambre, llorará y se sentirá frustrado por no tener el pecho de su madre.
Prueba a calentar la tetina sumergiéndola en un poco de agua caliente, para que se asemeje al seno materno. Otras veces es cuestión de probar distintas tetinas o biberones hasta encontrar el que más le guste. Lo ideal es utilizar en principio una tetina blanda y un biberón pequeño, que se pueda manejar bien. El biberón Calma de Medela es el más respetuoso con la lactancia, ya que es necesario que el bebé succione de la misma manera que lo haría con el pecho materno. Otra opción es el biberón "close to nature" de Tommee Tippee o el "natural" de Avent, que al asemejarse al seno materno también suelen ser bastante aceptados por los bebés " de pecho".
Es necesario buscar la postura que más le guste, en la que esté más cómodo. No es conveniente enfadarse ni ofuscarse si rechaza el biberón. Pero es necesario tener en cuenta que es más probable que el bebé acepte el biberón si se lo da otra persona que no sea su madre. Es mejor que la mamá no esté cerca, ni siquiera en la misma habitación (y a veces es mejor que ni esté en casa).

Hay algunos bebés que nunca llegan a aceptar el biberón, hagamos lo que hagamos. Otras opciones que nos quedan en la manga serían ofrecerle la leche en vaso. No penséis que vuestros bebés son muy pequeños para ello. Recién nacidos e incluso bebés prematuros son capaces de beber en un vasito. Si vuestro bebé es pequeño y no toma mucha cantidad de leche, se puede ofrecer la leche en cuchara o jeringuilla.
Yo personalmente soy más partidaria de prescindir el uso del biberón si es posible, utilizando estos sistemas alternativos. Así evitaremos que el niño pueda rechazar después el pecho, ya que les es mucho más fácil obtener leche a través del biberón que del pecho materno. En cualquier caso, esto no siempre ocurre.

¿Todo esto falla? Puedes iniciar la alimentación complementaria si tu bebé tiene edad para ello (mínimo 4 meses). Por ejemplo, puedes mezclar tu leche con cereales para hacer una papilla. La mayoría de los niños aceptan mejor otros alimentos distintos al pecho de personas distintas a la madre. No te preocupes, tomará toda la leche que necesita en cuanto volváis a estar juntos.

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